miércoles, enero 12, 2005

Apellidarse Urbaraga

No tengo problema con ninguna persona que se apellide Urbaraga, de hecho, no conozco a ninguna. Sin embargo, estoy gravemente preocupado por todas las personas que lleven ese apellido. El dîa de hoy inicié la ejecuciôn de un perverso plan, que no daré a conocer sino cuando tenga resultados concretos. Parte de la elaboraciôn de éste consistîa en ponerme en contacto con una persona de nombre XXX Urbaraga, segûn creî escuchar por teléfono a quien me lo decîa. Maldita sea la hora en que intenté escribir ese nombre. Hasta la tinta de la pluma se resistiô a plasmarlo en el papel, o dicho en palabras mâs llanas, se me descompuso la pluma (bolîgrafo) justo cuando necesitaba anotar su direcciôn electrônica y nombre. Y eso que era uno de esos bolîgrafos cuya marca se anuncia con la nunca igualada falsedad de "No sabe fallar". No podrîa enumerar con los dedos de las manos y los pies ni aûn con los cabellos de Medusa las veces que me han fallado esas execrables obras del plâstico que mis muelas han masticado por años y años. Me pasa con ellas algo parecido al complejo de Estocolmo, por mâs que me fastidian las sigo usando. Debe ser por el precio, en realidad, y entonces me pregunto porquê no utilizan un spot basado en su buen precio como criterio y no en su obviamente falsa infalibilidad. Bueno, el asunto de la pluma viene a ser secundario, sôlo que moviô delicadas fibras de mi sensibilidad.

El nombre que debîa anotar y que, de hecho, anoté con la punta del bolîgrafo para al menos marcar una huella en el papel era XXX Urbaraga, segûn se retuvo en mi memoria y su correo electrônico era xxxurbaraga@algo.com. Râpidamente me vine al centro de cômputo e inicié la redacciôn del correo que servirîa para hacer contacto con la susodicha. Justo después de pulsar en el botôn de Enviar, recibo en mi buzôn una cortés notificaciôn de que la direcciôn a la que habîa intentado enviar mi correro no existîa. Bueno, me dije (uso esa interjecciôn tanto en pûblico como en privado), debe ser que lo escribî mal y en vez de ir con la 'b' de "burro", sin agraviar a nadie, va con la 'v' de "vaca", insisto, sin agraviar a nadie. Pues hice otro intento con esta modificaciôn en la direcciôn electrônica. Nulo intento. Fue lo mismo, recibî la misma notificaciôn. Entonces pensé: "debe escribirse con 'h' y con la 'b' original, sî la de bueno, bonito y barato". Fracasé, no solo con la h y la b, sino con la h y la v. Maldito apellido, comencé a gruñir, "¿Qué le costaba apellidarse Pérez o Sânchez o algûn apellido conocido y con ortografîa no dudosa?". De hecho, consulté en los buscadores de Internet poniendo como palabra clave el apellido, con todas sus posibilidades. No encontré nada, ya fuera porque en algunas ocasiones no me diera resultado alguno o, en otras, aparecîan leyendas raras en lenguajes completamente indescifrables en las cuales el apellido en cuestiôn aparecîa tranquilamente como una palabra normal en medio de un enunciado tan indescifrable para mî como los jeroglîficos egipcios antes de la Rosetta.

Revisé la hoja en la que lo habîa "escrito" y mâs bien parecîa que decîa Urbarân. Traté ahora con esta posibilidad. Nada. Cambié la 'b' por 'v', agregué haches, etcétera, mientras empezaba a maldecir el sacrosanto idioma español por tener letras diferentes con sonidos iguales y, peor aûn, tener letras que no tienen sonido, pero quê tonterîa!!!. En todos los casos el resultado era igualmente nulo. Me seguîa apareciendo la notificaciôn que hacîa constar mi fracaso, cada vez que realizaba un nuevo intento.

Pero establecer contacto con esta mujer resulta un paso que no puedo eludir en mi perverso plan. Yo sé que a nadie mâs le importa, pero qué es eso de apellidarse Urbaraga!!! Si seguimos asî en un futuro la gente se apellidarâ Pablitoclavôunclavito o Pepepecaspicapapas y esta es una situaciôn que debe evitarse, para no truncar en el futuro planes perversos como el mîo.

Señores oficiales del Registro Civil, yo los invito a que por causas de utilidad pûblica se supriman todos los apellidos cuya dificultad los haga prohibitivos...

1 comentario:

Dalia dijo...

Estimado blogmate:
Ha sido fabuloso, divertidísimo.
No sólo eres bueno plasmando con tus teclas sentimientos e impresiones. También te defiendes con destreza en el campo del humor.
Tus epístolas cibernéticas son muy placenteras.
¿Y para qué querías escribir a alguien con tan singular apellido? ¿No será algún personaje mitológico?
Por cierto,Sí, Mañoland viene a ser Zaragoza. A los oriundos de Zaragoza nos llaman maños.
Un saludito con alegría. Ya huele a fin de semana.