jueves, diciembre 14, 2006

Rafa fluvial


En el Río Sena, París, donde solacé mi corazón. Posted by Picasa

En el Río Hudson, Nueva York, donde fui testigo de tremenda escena sexual. Posted by Picasa

En el Río Lander, Saint-Flour, donde aprendí que los ríos pueden esconderse bajo el hielo. Posted by Picasa

En el Río Guadalquivir, Córdoba, donde quise ser Don Quijote. Posted by Picasa

En el Río Vltava, Praga, donde aprendí que mi memoria no es capaz de retener su checoslovaco nombre por más que me esfuerce (cada vez que quiero saberlo tengo que averiguar). Posted by Picasa

Y, obvio, en el Río Bavispe, Huásabas, donde aprendí a nadar, tirarme clavados y sentirme como pez en el agua. Posted by Picasa

Soy un cerdo

Me acabo de tragar ochocientas kilocalorías (calories) de nieve Häagen-Dazs, sabor chocolate holandés. El bote decía que era light. Yo me la creí. ¡Soy un pequeño y satisfecho cerdo!

martes, diciembre 12, 2006

Ayúuuuudame Lupitaaaaa!!!

Hoy es 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe así que en unos minutos me arranco a la Catedral de Saint Patrick en la Quinta Avenida, donde la Patrona de México tiene su altar (es como su representación diplomática en New York desde donde brinda protección a todos los que, como yo, migramos por voluntad o por fuerza a estas tierras tan frías del norte). Hace un par de años hubo como cinco mil mexicanos en la misa de este día, veremos ahora cuántos nos juntamos.

Me urge la intercesión de la Virgen para redactar en tres días todas las páginas que me restan, en los tres trabajos finales que atormentan a mi atribulada alma. Ayer me fui a la ópera y ya les contaré más adelante lo maravilloso que estuvo, por ahora sólo les comento que duró cinco horas (aplausos e intermedios incluidos), que en épocas de finales son como una eternidad elevada a la potencia, pero sigo tan contento que la colitis no ha hecho su ritual aparición y creo que eso ya vale mis afortunadas distracciones de la esclavitud académica.

lunes, diciembre 11, 2006

11 de diciembre

(No encontraran acentos en esta entrada porque la escribo desde un anglocentrico teclado que no los conoce ni ha oido mentar nunca la existencia de la "egne", asi que suplico a todos los fervientes obsesos de la ortografia me disculpen por tan degenerada escritura)

Hoy es ni mas ni menos que el dia internacional de los derechos humanos, que tanto refieren los gobiernos, al mismo tiempo que los combaten. Y, paradojicamente, hoy murio Augusto Pinochet, el ex-dictador chileno que con singular alegria dirigio un regimen que parecia solazarse con el pisoteo constante de los derechos humanos, practicando cotidianamente la tortura y las desapariciones de cualquiera que oliera a disidente, o a rojillo comunista (Ay, no! que asco para las siempre democraticas e igualitarias naciones latinoamericanas).

Hoy podria ser uno de esos dias felices en los que podamos estar contentos porque las dictaduras en America Latina han dado paso a gobiernos democraticos respetuosos de los mas fundamentales derechos individuales y el mundo esta ahora a un paso de ser la Utopia de San Tomas Moro. Sin embargo, hace falta mucha escasez de consciencia para pensar algo similar. En Sudan la region de Darfur sigue siendo increiblemente torturada bajo las garras de una campagna genocida que ha arrancado la vida de cientos de miles de integrantes de las etnias africanas que ahi habitan. El unico derecho que habian conservado, el mas fundamental y sin el cual ningun otro derecho puede ser garantizado: la vida. Y no muy lejos de Sudan, atravezando el mar Rojo y la peninsula arabiga, a diario mueren tambien iraquies, ahora sumidos en una guerra civil entre chiitas y sunitas, sin haberse todavia desocupado de la ilegal e ilegitima intervencion que en 2003 lidereo Estados Unidos y que fue apoyada por los gobiernos britanico, espaniol, italiano, portugues, entre otros.

Y por donde le buscas le encuentras, los derechos humanos han sido una bandera que ha ido avanzando a un paso muy lento durante toda la segunda mitad del siglo XX, pero que sigue luchando contra los poderosos fantasmas de la intolerancia, los intereses ilegitimos y, el hobbesiano concepto de la maldad intrinseca del ser humano. Creo, sin embargo, que vamos para adelante pero cuando el paso es tan lento da, a veces, la impresion de que estamos retrocediendo en el largo camino que se vislumbra frente a nosotros, en el que yace la humanidad deseosa de mayor justicia pero incapaz de crear los mecanismos que la garanticen en el corto y mediano plazos.

Afortunadamente, tambien hay buenas noticias que pueden alegrar nuestro agobiado corazon: maniana es el dia de la Virgen de Guadalupe, patrona de Mexico y protectora de los mexicanos. Ya la Basilica esta atascada de fieles que fervientes van a buscar consuelo en uno de los pocos santuarios de esperanza que parecen haber quedado en Mexico. Yo ya estoy a escasos cinco dias de dejar Nueva York, asi que hoy para conmemorarlo me voy a la Met Opera House a ver, oir y disfrutar "Don Carlo" de Giuseppe Verdi, que ya les reportare en cuanto pueda. Todo eso a pesar de que tengo que escribir como mil paginas en cuatro dias, pero voy a "valemadrear" un poco y a las consecuencias me atengo que ya estableci prioridades y sacar una buena nota esta muy abajo en mi lista, privilegiando mi derecho humano al solaz y al sano esparcimiento y cultivo del alma.

miércoles, diciembre 06, 2006

Seinfeld Trivia

Me acabo de dar cuenta de que todos los días paso frente al restaurante de El Show de Seinfeld (serie estadounidense de nueve temporadas que terminó en 1998 y es ícono de la cultura pop de este país). Se llama Tom Restaurant (aunque en la serie lo referían como Monk's Café) y está en la 112 y Broadway. Siempre me llamó la atención porque me resultaba conocido, por lo caro del menú y porque en ocasiones veía gente tomándole fotos pero, a pesar de que lo veo casi a diario cuando voy rumbo a la escuela, nunca reparé en que era el mismo restaurante, hasta hoy que vi un episodio del Show. Podrá parecer irrelevante pero como ando aturdido por los exámenes finales me regocijo con las irrelevancias.

Reportando

Son dos de la mañana del seis de diciembre de dos mil seis. Es una madrugada fría en Nueva York pero me tibia el corazón un calendario que dibujé ayer para marcar los días que faltan para volver a mi tierra (la del palo fierro, los chiltepines, los Naranjeros y las pitahayas... los que entiendan esto entenderán, los que no igual saben a cuál tierra me refiero) y que señala que en once días me voy a emprender otro viaje. Ya les contaré más adelante los detalles de la Odisea que tengo planeada para regresar.

Son dos de la mañana y sigo sentado en la computadora regurgitando ideas para mis trabajos finales que son muchos. Son dos de la mañana y me acabo de comer como dos kilos de pan y tres de carnes frías porque un compañero de la clase orgulloso de su herencia italiana llevó para celebrar nuestra última sesión una especie de sándwich gigante (un metro de largo por vida de Dios, y treinta centímetros de ancho) cortado en pedacitos (cada pedacito equivaliendo a un y medio sándwich normal) y como no pudimos terminárnoslo en la clase me convidó otros pedazos más, que con singular alegría me tragué mientras leía un artículo sobre los Kurdos, Turquía e Iraq (que como se imaginarán es un tema que no combina con ningún sándwich). Sí, son dos de la mañana (con nueve minutos) y aunque me pesan las pestañas no podré dormirme hasta dentro de un rato porque a) me tomé dos coca-colas y b) porque tengo los pies helados como cuando nieva en la sierra y el viento corre fuerte en Huásabas (y no sé ustedes pero yo nunca me he podido dormir con los pies helados). Y ahora son las dos de la mañana (con diez minutos) y ya veo borroso porque he leído demasiado durante todo el día y ya tengo que despedirme, mandando como siempre un abrazo cálido, porque nada más los pies los tengo helados.

domingo, diciembre 03, 2006

I'm so proud of myself!!!

El título de esta entrada (estoy muy orgulloso de mí mismo) no se refiere ahora a ningún logro académico en Columbia. A pesar de que he tenido algunas buenas notas, ya estuve todo lo volado que pude estar con el "very good!" de mi examen de Derecho Internacional. Además, el mundo escolar ha sido donde siempre me he podido desenvolver como pez en el agua. Ningún logro en esa área significa mucho para mí, creo que las calificaciones sólo han creado un mundo artificial para que los nerds podamos ser reyes en algo, compensando la falta de popularidad en otros campos. Ahora estoy que no me cabe el corazón en el pecho, de tan hinchado que lo tengo de orgullo, porque pude patinar sobre hielo y no me caí ni una sola vez!!!

Ayer fuimos a patinar sobre hielo en Central Park. Yo sólo fui porque era una especie de actividad escolar convocada y organizada por un amigo y no me vi en la posibilidad de rechazar la invitación. Juro por Dios que patinar sobre hielo no estaba en la lista de "cosas que no puedo dejar de hacer en NY". De hecho, estaba en la lista de cosas que no tenía planeado hacer EN LA VIDA!!! ¡Soy tan malo para todo lo que signifique deportes! Creo que hasta canto mejor de lo que puedo lograr en el ámbito deportivo (y eso ya es muuuucho decir, debido a mi aguardientosa voz).

En este mismo blog reporté la vez que fui a esquiar en Francia y cómo mi cuerpo fue, después de ese día, un mapa de moretones y magulladuras, por no hablar de las profundas heridas proferidas a mi ego por los niños de tres años que esquiaban a la velocidad de la luz mientras le sacaban la vuelta al angustiado bulto hecho bolas que yacía en la pista con las paletas de esquí enredadas como las piernas de Oliva de Popeye, o sea, yo. Desde ahí había decidido que lo mío era caminar con la mayor cantidad de fricción posible debajo de mis pies para evitar deslisaduras. Ya había sido suficiente las vergonzosas patinadas de loco perdido que daba en Saint-Flour sobre la nieve convertida en hielo durante los eternos meses que cubrió las ya de por sí empinadas pendientes de mi añorado pueblito francés.

Pues con todo y mi inflexible resolución me embarqué ayer a una nueva aventura, ansioso de publicar en el blog mis avatares. Lo que preveía publicar era bastante radical: cómo me habría quebrado las dos piernas y la clavícula, o cómo me había mutilado los dedos un patinador cuando al caer al suelo puse las manos para amortiguar el golpe y cómo con la navaja de sus patines moviéndose a cincuenta kilómetros por hora me había dejado más manco que al de Lepanto (ésa era mi peor obsesión... me provocaba tremendos escalofríos nada más de pensarlo).

Pues nada... resulté ser un éxito en la pista de hielo!!! Bueno, no se lo tomen muy a pecho, no es que pareciera gimnasta ucraniano dando el triple salto mortal en la pista, pero considerando lo reducido de mis estándares y mi anterior experiencia con el hielo, yo me sentía reivindicado en el área deportiva, en la que por derecho acaparaba las últimas posiciones. Para empezar, no me caí ninguna vez, lo cual fue lo más impresionante porque yo ya estaba más que resignadísimo a caer más veces que Nuestro Señor rumbo al Calvario. Sin embargo, persuadido por la influencia de la redentora visión católica del sacrificio de que si no te caes y no sufres no vale la pena, había preparado mis posaderas (las muy pocas con las que mis padres me dotaron) a que tendrían que sufrir estoicas los súbitos aplastamientos que mi equilibrio no pudiera evitarles, auxiliando lo más que pudieran a mi coxis y demás huesos. También había previsto que pasaría las tres horas de patinaje agarrado (sí, con garras) de la cerca. Pues no lo podía creer cuando después de unas vueltas diciéndoles "compermisito" a todos los niños de tres años y gordas que, como yo, no se deprendían del cerco, para que me permitieran pasar, en un rato empecé a patinar en medio de la pista. Y al rato hasta la greña mal cortada me volaba por los aires en medio de Central Park, conteniendo el viento el moco cristalino y líquido cual lágrima que me provocaba el frío, porque ni pensarlo en distraer mi concentración en meter la mano a la bolsa para sacar un pañuelo. Ya publicaré fotos cuando me las pase mi amigo, para compartirles la poco glamourosa imagen de "Cuidado, Rafa patinando" que sin estilo alguno pero con gran satisfacción atravezaba la pista a velocidad promedio.

viernes, diciembre 01, 2006

Críptico

Del otro lado de la ventana el viento sopla fuerte, rechina en las ramas desnudas de los árboles y me causa esa extraña sensación de desasosiego, como si el mundo estuviera intranquilo y muchas cosas malas estuvieran sucediendo afuera.

De este lado de la ventana estoy yo, metido en mi sobrio cuarto en un viernes por la noche, esforzándome por avanzar en los pendientes abrumadores de finales del semestre, tratando de convencerme de que no es superfluo sacrificar otra noche en tareas que me parecen inmediatistas.

Esa ventana se convierte de pronto en la macabra metáfora de la frontera entre mí mismo y el mundo, entre lo que realmente tengo y lo que quiero. Y afuera el viento sopla fuerte... y adentro el aire se condensa.