jueves, marzo 12, 2009

Marihuana Forbes

Este mundo a mí cada vez me gusta más. El solo pensamiento de que ya lo ha visto uno todo me hace sentir escalofríos. Pero no, de ninguna manera, a cada rato el universo conspira para convercerte de que más bien no ha visto uno nada.

Justo en la entrada anterior hice mención del célebre "Chapo Guzman" (Joaquín Loera Guzmán), el capo del cártel de Sinaloa que escapó de prisión hace unos años escondido en la cesta de la ropa sucia (todo esto es la versión oficial, no crean que son mis recurrentes exageraciones o licencias literarias haciendo de guionista de Prision Break). Sin darle más vueltas por si alguien no conocía de su existencia, el Chapo Guzmán es un narcotraficante, el más famoso de la amplia pléyade de colegas que tiene en nuestro país (Hace poco la Agencia de Lucha contra las Drogas estadounidense estimó en 150 mil personas dedicadas al narcotráfico en nuestro país).

Bueno, pero ya me estaba perdiendo. Ayer estaba yo tan tranquilo leyendo la prensa cuando me entero que la prestigiada lista de los hombres más ricos del mundo de la Revista Forbes había agregado entre sus filas al susodicho Chapo Guzmán. Al principio creí que todo se trataría de una broma o a una de las comunes confusiones que suelen difundir los periodistas sin una idea muy clara de lo que están diciendo. Entonces, siguiendo la pauta más básica de la investigación, decidí recurrir a la fuente primaria para corroborarlo.

Y ahí está él, el Chapo Guzmán, en la lista de los billionaires del mundo. Esta lista la hace la revista, me parece, cada año y para pertenecer a ella no hace falta cumplir ningún requisito adicional, excepto el de tener una fortuna igual o superior a mil millones de dólares (en inglés, billion, que suele ser mal traducida como billón, o sea, un millón de millones, cuando billion equivale "sólo" a mil millones).

La verdad no daba yo crédito. Forbes sin el menor pudor clasifica a Guzmán como uno de los nuevos billionaires del planeta, en el lugar setecientos y pico, pero millardario al fin. Así que ya tenemos a otro mexicano en la envidiable lista, además de Carlos Slim que ahora ya no es el segundo hombre más rico del mundo, sino el tercero ¡pobrecito! por haber perdido 25 mil millones de dólares desde el último conteo, a causa de la crisis y la devaluación del peso mexicano.

Yo la verdad me he quedado con la intriga de cómo hacen para calcular la fortuna de un narcotraficante de esa categoría que es, a la vez, uno de los hombres más buscados del mundo (y no me refiero aquí a las chicas que anden tras sus dolaritos, sino a los gobiernos mexicano y estadounidense). Una opción es que nada más baste con preguntar en los bancos en los que tiene sus cuentas y así se hace una buena idea de sus mil millones de dólares, lo cual me parecería escandaloso porque qué hace ese dinero tan contento sin que nadie haga nada. O tal vez les pasaron la lista de los prestanombres, pero entonces qué hacen los prestanombres tan contentos sin que nadie haga nada.

O a lo mejor, buena gente como es, dejó pasar al reportero de Forbes a que contara los billetitos que tenía guardados en su colchón para no tener rastros en el sistema financiero. ¡¡¡Pero entonces qué hace el reportero de Forbes tan contento sin que nadie haga nada!!! ¿Será que respetan las fuentes periodísticas tanto como el secreto de confesión?

Y ya para terminar mi inútil disquisición termino con la frase con la que comienza el artículo sobre la lista 2009: "La gente más rica del mundo se ha hecho más pobre como el resto de nosotros". Me encantó lo de "como el resto de nosotros", hasta me dieron ternurita sus integrantes (con el Chapo incluido, sólo que él fue de los pocos que sí se hicieron más ricos).

martes, marzo 10, 2009

Está bueno, llévense a Cassez, pero déjennos a Carla Bruni

El título de esta entrada lo tomé de un comentario a una nota de El Universal sobre la visita de Nicolas Sarkozy a México. El presidente de Francia y su farandulera esposa están en el país con una agenda no muy productiva, diría yo, pero sí bastante atractiva para la prensa. Uno de los principales temas de la agenda es devolver a territorio francés a una chica de nombre Florence Cassez que fue detenida por las autoridades mexicanas y ha sido sentenciada a 60 años de cárcel por el delito de secuestro y otros "detallitos sin importancia" como crimen organizado.


La tal Florencia (digo, si ya la tenemos en cárcel mexicana pues no está de más que le hispanicemos el nombre) era la novia del jefe de una banda de secuestradores cuando fue detenida con otro integrante de la misma banda. Los detalles de la investigación están, como siempre, muy turbios. Lo que al parecer ha quedado claro es que se aprovechó esta detención para hacer un show mediático truqueado dándole la exclusividad a Televisa, el gigante de los medios de comunicación, fingiendo que se capturaban en un lugar distinto de donde habían sido realmente detenidos la Florencia y el otro tipo. Todo esto lo dio a conocer la propia francesa con su acento "impejfectó".

La verdad es que el beneficio de la duda lo tiene, porque las autoridades procuradoras de justicia en México están en total descrédito, de modo que si el propio Chapo Guzmán (capo di tutti capi) declara que todos sus cargos son una farsa de la Procuraduría, estoy seguro de que muchos mexicanos se lo creerían. El asunto es que algunas de las víctimas de la banda no se cansan de repetir que la chica sí participó en sus secuestros y reconocen la voz y hasta los pelirrojos cabellos de la susodicha. En especial una de las víctimas que ahora vive en Estados Unidos, literalmente rehaciendo su vida por temor a las represalias de la banda, ha sido muy enfática en sus declaraciones de culpabilidad de Florence.

Sarkozy por su parte quiere congraciarse con su propia opinión pública llevándose a su compatriota al primer mundo al que pertenecía antes de caer perdidamente enamorada del delincuente mexicano, que también secuestró su corazón y por eso ni se dio cuenta de la ilicitud de las actividades de su Romeo azteca. Y Felipe Calderón, usando magistralmente el Mexican style le dice que sí a todo, nada más que no le dice cuándo.

Siendo así las cosas, yo me uno a la petición del comentarista de la nota periodística y cual buen negociador le propongo a los franceses: "ándenle pues, llévense a la Cassez, pero déjennos a Carla Bruni".