viernes, abril 04, 2008

De deportes extremos

Mi propuesta a la Real Academia es que modifique cualquier definición que pudiera tener sobre 'deporte extremo' y la sustituya por "transitar en bicicleta por la ciudad de México". Y ya que andamos en periodos reformadores podríamos también cambiar 'suicida' para "transitar sin casco en bicicleta por la ciudad de México".

La iniciativa antes descrita responde a la noticia que tengo que darles: hoy me vine al trabajo ni más ni menos que en el ecológico transporte bicicletístico. La cosa va más o menos así: ayer sin meditarlo demasiado me fui a una tienda deportiva y solicité una flamante bici gris oscuro que entre sus ventajas tenía que la podías pagar a 9 mensualidades sin intereses, lo cual evitaba el catastrofismo de mis "ahorros" bancarios. Ésa quiero -le dije a la vendedora- sin el menor conocimiento de los aspectos técnico-mecánicos que hay que considerar para adquirir un aparatejo de esa naturaleza. Pero, eso sí, con una determinación envidiable a contribuir a la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero. Y sobre todo con la ilusa e ingenua idea de que el tráfico de automóviles en esta ciudad apocalíptica se verá reducido si más gente decide usar nada más dos llantas para transportarse y la energía acumulada en su región abdominal (en el segundo país del mundo con mayor incidencia de personas con sobrepeso y obesidad) para desplazarse de un lado a otro.

Todas esas ilusiones de mejorar el civismo colectivo de esta ciudad insensible al civismo, en realidad, no hubieran sido suficientes para tomar una decisión de esa naturaleza. Más bien, me movió el reto personal de desafiar al establishment, modificando mis propios hábitos. Ayer mismo, me llevé la bicicleta de la oficina (la tienda estaba a un lado) a mi casa. En la inmejorable visión que tengo de mí mismo, me veía de lo más cute con mi traje y mi casco de ciclista de colores elécticos, la corbata fue bien abrochada durante todo el trayecto, porque el estilo no había que perderlo en esos momentos en los que me arriesgaba a perder mi integridad física y mi patrimonio (había colonias no muy seguras en el trayecto). Pero todo salió lindo y satisfactorio, si descontamos la sensación de la contaminación en la ciclovía que va por el medio de la Avenida Chapultepec, en la que pareciera que traes la nariz conectada al escape de los motores de los camiones que por ahí circulan. Pero, bueno, ahí por lo menos había ciclovía.

Un trayecto más intimista fue cuando atravecé la Colonia Roma (que es uno de mis barrios favoritos de la ciudad), aunque tenía que ir gritando como energúmeno a los 500 automovilistas que les parecía que la ciclovía perfectamente marcada en la calle era para que ellos circularan más cómodamente. Todavía se atrevían a pitarme como tildándome de imprudente por interrumpir su violatorio deambular automovilístico por la ciclovía. También me fui a pasear a la Condesa, por la arbolada calle Ámsterdam que me dio la impresión de poder sacar los 67 kilos de bióxido de carbono que había transferido a mis pulmones. Y, finalmente, llegué a la Colonia Del Valle (donde vivo) para descubrir calles hermosas y solazarme con las jacarandas en flor en pleno despliegue de colores violeta, en el aire y en las aceras. Con menos tráfico el final de mi trayecto vespertino fue mucho más placentero. Tanto que me dejó emocionado para venirme todos los viernes a trabajar en bici, aprovechando que el código de vestuario business casual es más apto para andar en bicicleta que un caluroso traje de lana.

Lo más lindo de todo, es que llegué sano y salvo de mis dos largos trayectos y muy motivado para seguir haciendo mi temerario cambio de transporte.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

JAJAJA buenísimo post hermano.. fue muy divertido imaginarte con tu estilo y el casco con colores eléctricosss! pero felicidades por la buena intención =)
hasta la vista beibi! =*

Isa dijo...

Todo sea por el ambiente, por reducir la contaminación, por el ejercicio, por los abdominales, por el corazón... y por no estrangular al los del taller que no repararon tu auto. Buen deporte extremo!

Aydee dijo...

Ahora si que me dejaste con el ojo cuadrado con tu juego de palabras, pero me rei como loca. Felicidades por tu bicicleta. Casi casi te puedo imaginar dando vueltas por la ciudad de Mexico. I am sure you look very cute.

Have a great weekend.

Anónimo dijo...

Simplemente GRACIAS !! por compartir de forma tan peculiar tus deportes extremos... estuvo buenisimo!

CRISTINA dijo...

Escribías en tu post sobre la chapuza del taller, que nunca llamáis "coches" a los "coches". Me hizo mucha gracia porque aquí yo creo que es el único objeto que todo el mundo llama de una única manera. Se reirían mucho en un taller si fuésemos a llevar el "auto". Lo de "carro" ya es implanteable.
Ahora me ha hecho gracia leer "bióxido de carbono", que además es la forma más correcta de llamarlo desde el punto de vista químico y, en cambio, todos lo llamamos "dióxido de carbono" (no hay mucha diferencia, claro).
Este rollo viene a cuento de que lo que nosotros denominamos "carril bici" es lo que tú llamas "ciclovía". ¡Y me ha encantado la palabra!

Y todo este comentario lingüístico lo escribe una que además de ser de "ciencias" no va nunca en bici. Soy lo peor.

Besos, RAfael

Ale Fregoso dijo...

jaja Que bien Rafa..
Salvando el mundo WOooUU !! =)

*V* dijo...

No creas, la imagen de ir en bici con traje y casco de colorines queda muy cool xDD
Leyéndote hasta me han dado ganas de intentarlo yo por aquí pero, teniendo en cuenta como está el tráfico aquí, eso sería un intento de suicidio en toda regla!
Besos rafa
¿Te devolvieron ya el coche??

RBD dijo...

Hermana,
Con decirte que hasta mancuernillas llevaba!!! Besos,

Isa,
Uy! con todas las razones que citaste ya me quedé motivado para usar la bici todos los días y no nada más los viernes como había planeado.

Aydée,
Menos mal que mis avatares urbanos por lo menos tienen la gracia de causar gracia, jeje. Luego publico fotos de mí en bici :)

Mónica,
Gracias a ti por leerte y si mis peripecias ciclistas entretienen al lector, me doy por muy bien servido.

Cristina,
Esto de las palabras parece que nunca dejará de ser motivo de desencuentros lingüísticos (aun en la misma lengua), lo cual me da mucho gusto, porque a mí me entretiene tanto hablar de esas cosas!!! Un abrazico, (tratando de hablar a lo Zaragozano... no sé si lo hice bien)

Alejandra,
¿Salvando al mundo? I wish... sobre todo que ando en plan súper héroe, jajaja...

*V*
Lo del tráfico no puede ser pretexto, cuando vengas a ciudad de México (que espero que sea pronto) sabrás a qué me refiero :)

Saludos a todos,

Rafa