lunes, noviembre 26, 2007

Que esto y que l'otro

Mi espalda dijo que ella ya no aguantaba y empezó a doler. Me dijo: "el cuerpo también tiene memoria y yo, la verdad, no perdono". Y así diciendo, me hizo acordarme de hace tres años cuando cargué "apapuchi" (dialecto sonorense para decir, cargar sobre la espalda) a una española con el tobillo roto cuyo nombre no recuerdo, pero seguro se llamaba o Pilar o Inmaculada (o Penélope Cruz sugirió mi optimismo radical). Durante dos cuadras la cargué en la ciudad que alberga a la llantera Michellin, Clermont-Ferrand, en la región francesa de Auvernia. Y por si eso fuera poco, subí larga escalinata con la susodicha mujer a cuestas, que debo aclarar que traía consigo un ligero sobrepeso. Y ayer mientras destendía las sábanas que había lavado un día anterior, la contractura muscular no se hizo esperar y me dijo algo así como "booooh" (con ciertas reminiscencias a Gasparín) y no me ha dejado descansar desde entonces.

Y así, adolorido, me fui a comer carne asada y luego me fui a un concierto de Alejandro Fernández, también conocido como "El Potrillo" porque es hijo de Vicente Fernández que, infiero yo, viene a ser como "El Caballo". El tipo es algo así como la reinterpretación del macho mexicano, sólo que en onda más estética. En honor a la verdad, no soy yo muy fans del mencionado equino pero recibí una oferta que (a la manera de la mafia italiana) no pude rechazar. Básicamente, se trataba de un lugar bastante decente en el enorme Auditorio Nacional que era GRAAAATIS. Yo no sé ustedes, pero si algo me sale gratis difícilmente lo rechazo. La reseña es la siguiente: el tipo cantó tres horas, con tres vestimentas diferentes y tres géneros musicales: pop, mariachi y algo que yo apodo "guapachoso/tropical". Mi parte favorita con mucho fueron las rancheras, los clásicos de clásicos de José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel y Martín Urieta que canté como un verdadero poseído del folklore mexicano. La parte de la que hubiera podido prescindir fueron los millares infinitos de decibeles producidos por los gritos de las mujeres que idolatran al cantante y que perdían todo intento de ser racionales con sus movimientos sepsis y sus pantalones ajustados. El hormonómetro marcaba muy alto y se acercó peligrosamente al nivel HFC (Histeria Femenil Colectiva) que es, de todas, la histeria más peligrosa.

Un día antes habíamos decidido ir al Cirque du Soleil, al espectáculo Quidam. Pero se nos había olvidado que aunque nosotros seamos sonorenses de vida tranquila y apaciguada, vivimos en una ciudad en la que la única constante son las aglomeraciones humanas en todo lo que haya, se presente, se venda o se compre. Y tres horas antes del espectáculo se nos hizo buen tiempo de ir a comprar los boletos, sólo para enterarnos que las localidades estaban agotadas hasta el 13 de diciembre - "¿Gusta uno para esa fecha?". No, señorita, y ahora en la tarde con qué nos entretenemos. Entonces, se decidió que iríamos al teatro a ver una obra que se llama Defendiendo al Cavernícola. En ella, aparece (únicamente) un actor del cine mexicano ochentero, prosaico y desafortunado, que se llama César Bono. El actor no era para nada buena referencia, pero a varios nos habían recomendado la obra, así que pensé para mí "shit happens" y nos arrancamos al teatro a ver la dichosa obra. Baste decir que nos reímos todo lo que duró, que fueron dos horas. Es una serie de reflexiones graciosas sobre los roles y manera de ser de los hombres y de las mujeres al interior de la pareja, con base en la inercia histórica que traemos desde que éramos hombres (y mujeres) de las cavernas. Evidentemente, se sobreexplotaron los clichés pero como para nada son mejores los estereotipos que para hacernos reír, salí divertido y sin culpas.

El resto de la semana había sido andar del tingo al tango: trabajo, curso, gimnasio y todo combinado con cumplir con el buen amigo Marcos que estudia en Georgetown y vino a México, aprovechando sus días libres con motivo del Día del Pavo (como lo llaman los paisanos que viven en los EE.UU. y que los gringos más épicamente llaman El Día de Acción de Gracias). Todo esto sin haberme recuperado del viaje a Hermosillo que fue una acumulación explosiva de alegrías con felicidades y tan entrañable que la tarde antes de regresar la garganta se hacía nuditos, con ganas de que mágicamente yo no me tuviera que ir de mi tierra, o que todos se vinieran conmigo a estos chilangos lares que ahora habito. Y así va pasando la vida rimando con una prosa medio dispar y que se resume en la dispersa conversación unilateral de aquel borrachito que decía "y que esto y que l'otro y pa'allá y pa'acá y que fue y que vino, ¿me entiende compadre?"

6 comentarios:

CRISTINA dijo...

Y que esto y que l'otro y pa'allá y pa'acá y que fue y que vino, ¿me entiende compadre?

jajajajaj...te entiendo y me encanta leerte.

Cuídate la espalda.

Cuquita, la Pistolera dijo...

Oye Rafa, ponte arnica.

Pues que espectáculos tan dispares a los que te juites. Alejandro Fernández, Cirque du Soleil y el del cavernícola. Bueno, al menos disfrutaste al cavernícola. ¿Cuántos años tiene César Bono? No manches, ni siquiera sabía que seguía vivo.

Ve con un huesero para que te componga.

Besos

Pintosevich dijo...

No pues gratis a cualquiera voy a ver! jajaja

Bueno, honestamente depende! jaja siempre y cuando vaya con amigos todo está bien sea el artista que sea, pero que fortuna la tuya de tener un lugar decente ahí fijate!

Saludos, cuídado con l'aespalda jaja

blog de respuestas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

dificilmente rechazas algo gratis ehhhh?..... mmmmmm. jajajajaja mi mente voló!!!

Cuidate la espalda niñote, eres el primer tipo al cual tanto rebuscamiento gramatical no me parece abrumador ni aburrido..

Aqui andamos visitando.. cuando quieras venir a Acapulquito échame un grito vale?... los drinks corren por mi cuenta... chaooo!

RBD dijo...

Cristina,
Me alegra que me entiendas y más que me leas y más leerte.

Cuquita,
El olor a árnica me recuerda el ropero de mi nana, pero no sé si podría úntarmela en la espalda es demasiado heavy. Y sí César Bono sigue vivo, de lo que se entera uno, no?

Pintosevich,
Tampoco a cualquiera, hay que tener por lo menos un poquito de escrúpulos, jajaja. Aunque quién sabe.

Paty Pino,
Ni me tientes porque Acapulco me gustó reteharto y luego si ofreces drinks gratis... ooots...

Saludos a todos,
Rafa