viernes, junio 15, 2007

Asuntos varios

1. La semana pasada googleé mis apellidos para entrar directo a mi blog y me encontré con una página del Tribunal Federal Electoral que me permitió saber que la casilla de la que fui funcionario presidente en las pasadas elecciones federales del 2006 fue impugnada por el PAN. La razón de la impugnación es que me hubieran nombrado presidente a mí (un simple elector formado en la fila para votar) en vez de al funcionario secretario que es, de acuerdo a las disposiciones electorales quien debe ocupar ese puesto si el presidente no se presentara. Pero como ya se había hecho el registro informático de todos los funcionarios con sus anteriores puestos, el presidente fue nombrado de los electores que voluntariamente se ofrecieran para tal efecto. Y dado que soy acomedido pues la primera (y única) mano que se alzó fue la mía. Así que me detuve a leer la sentencia que dictó el Tribunal Federal Electoral, cuyo conocimiento me fue posible sólo por azares del destino. Para mi gran solaz y descansada sonrisa constaté que el Tribunal Electoral desestimó la impugnación, por lo que los votos que los ciudadanos emitieron en dicha casilla sí fueron a dar al conteo oficial, lo cual me alegró sobremanera porque fue una "ching%" monumental la que nos dimos ese día, tanto los electores como los funcionarios de casilla para que procediera una impugnación de tan poca monta. Creo que de haberse declarado fundada la demanda yo mismo me hubiera ido a tomar el Paseo de la Reforma y hasta el segundo piso del Periférico, si hubiera sido necesario, porque una cosa es que los partidos estén hambrientos de poder y otra que traten de impugnar todas aquellas casillas donde los resultados no les favorezcan por las más insignificantes minucias. En fin... todo resultó bien y yo, con sus matices, sigo creyendo en las instituciones...

2. Ayer por la noche los niveles de frustración subieron a niveles nunca antes alcanzados porque estaba viendo el final de la segunda temporada de la serie Prison Break y el maldito disco pirata se atoró como se atoran las mulas cuando no quieren cruzar un arroyo. Y casi arrollo hasta la computadora del coraje porque me he quedado con la terrible duda de lo que pasará en el destino de mis personajes. Les recomiendo mucho esta serie, pero vista en DVD porque verla a cuenta gotas en la TV debe ser lo más parecido a tortura medieval que se pueda concebir en este siglo XXI. Lo anterior, a pesar de que estoy muy molesto por los superadísimos (yo pensé) clichés con los que retratan a México que están para soltarse llorando de rabia. Por Dios, si parece que se va a levantar de estar echado a la sombra de un cactus Pedro Infante borracho cantándole a una Adelita que se va en un buque de vapor. Se supone que es la época contemporáneo pero como no quisieron o pudieron venir a grabar a México decidieron que todos los carros que se usan en este país son de modelos previos a 1960, que la gente todavía se atavía con ropa típica de la revolución y que hablamos con diferentes acentos de Univisión o Telemundo, ninguno de ellos auténticamente mexicano. Además, la gente en sus patios tiene llamas y alpacas de los Andes, claro, si viven solamente a cinco mil kilómetros del país, seguramente es el animal doméstico más acostumbrado en los corrales; la gente viaja en camiones con gallinas adentro y sin refrigeración ni, cuándo pensarlo, televisión y las autopistas no son de cuatro carriles sino de escaso uno y medio y, obvio, de terracería. Es cierto, México está atrasado en infraestructura y nivel de vida comparado con Estados Unidos, pero que no vengan a fregarnos con una imagen del mexicano como el siempre atrasado, pobre, bueno... eso sí, pero incapaz de ser moderno. En fin, afortunadamente "México" sólo sale en unos tres capítulos, así que el resto de la serie la disfruto sobremanera, hasta que la piratería me hizo la mala jugada de no dejarme ver el final, justo cuando estaba en lo más interesante, y el protagonista estaba atrapado, sin saberlo, con un abominable enemigo producto de la más elaborada teoría de la conspiración.

3. Hoy me comí deliciosas enchiladas de mole poblano. Como en Sonora, mi desértico hogar, no se come ni mole ni garnachas, como en el centro y sur del país, y el mole es una delicia difícil de superar, yo me la paso pidiendo ese platillo cual turista que acaba de descubrir un tesoro inesperado.

Pues fueron tres cosas con nada en común pero que consideré dignas de mención en este irrelevante y caótico blog.

3 comentarios:

CRISTINA dijo...

¡¡¡enchiladas de mole poblano!!!

nunca he comido...seguro que están riquísimas...mmmmmmm

Anónimo dijo...

Tengamos un affair apasionado de 1 semana. You'll love me, I promise.

Anónimo dijo...

Hola, acabo de ver tus nuevas entradas. ¿cómo ke te gustan los restaurantes caros y bonitos? ja,ja. te voy a invitar a comer unas kekas afuera de mi escuela, ya veras que ricas. conoces el mole verde? también esta rico y las enchiladas verdes? utah! son deliciosas. me acorde del mole parisino, sin pollo, jaja.
Caro