sábado, septiembre 09, 2006

Escoria urbana

Algo tienen los pichones en Nueva York. Dan miedo. Parecen enfermos. Todo el tiempo con sus plumas desprolijas, alimentándose de la suciedad evidente. Portadores masivos de gérmenes mutados por su exposición constante al caldo de la civilización post-industrial ni siquiera notan ya la presencia del hombre, que parece resultarles indiferente. Probablemente los humanos tampoco noten ya ni su belleza venida a menos ni la amenaza potencial de un picotazo de ave resentida. Quisiera ser sólo observador en el juego autómata de la ciudad de pichones enfermos, pero al pasar junto a ellos no puedo dejar de sentir el escalofrío de un obsesivo-compulsivo que siente latente el contagio de la más nueva pandemia humana que con nula consciencia carga la paloma gris que habita parques e iglesias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No me asombra tu paranoia, acá en Hermosillo hay muchos pichones, no sólo desprolijos sino también deformes y/o mutilados.

Comerse un hot-dog en la uni implica comer derivados de estos animalejos mientras se observa el espectáculo de su miseria (y apareamiento).

Aristóteles dijo...

Por lo que leo... es un problema de todo Sonora... no solo de NY.

Saludos paisano.

Anónimo dijo...

seria interesante saber el ambiente que se vive en el ground cero y que es lo que piensan los newyorquinos en este quinto aniversario de los avionazos
en tus palabras