martes, mayo 06, 2008

Las sonorenses tierras

Había yo dicho con toda imprecisión que lo mejor que había eran los fines de semana. Mentí, mentí escandalosamente. Hay algo mejor que los fines de semana: los puentes. Obviamente no me refiero aquí al Golden Gate o al puente de Brooklyn que para fetiches arquitectónicos ya tengo con las iglesias. Hablo ahora de los fines de semana que convenientemente acomodados con los días inhábiles que están regados por el calendario escolar y laboral, crean una cosa híbrida entre vida normal y vacaciones que es una monada. Acabamos los mexicanos (no todos, en realidad) de chutarnos (aventarnos) un puente de dimensiones magnánimas. Siendo el jueves primero de mayo día del trabajo, había que celebrarlo de la manera más obvia: no yendo a trabajar, por vida de Dios!!! que las conquistas sindicales todavía no son suficientes. Pero además tenemos los mexicanitos un día festivo muy singular: se llama 5 de mayo. Este día se festeja lo que popularmente se conoce como "la batalla de Puebla". Bien a bien nadie sabe porqué, pero es un día de gloria para la Patria, porque hace como siglo y medio (creo que en 1862) el ejército mexicano logró derrotar a los franceses, el ejército más poderoso de la época. Así leído suena bastante honorable, sobre todo para un país que, viéndolo bien, ha perdido todas las guerras en las que ha tenido que meterse con potencias extranjeras (que son muy pocas porque somos retebuena gente y muy pacifistas, hagan cuenta un Mahatma Gandhi hecho nación). Pero lo feíto es que aunque esa batalla sin duda fue ganada, resulta que ni siquiera era todo el ejército sino una especie de batallón de reconocimiento que había oído que en Puebla hacían un pan dulce riquísimo y se les ocurrió que sería buena idea ir a la ciudad a tomar uno acompañado de chocolate caliente, con una vista envidiable al volcán Popocatépetl (jajaja, no, eso lo acabo de inventar pero suena reteplausible para como nos la gastamos con la Historia de México).

Como quieran ustedes verlo, esa batalla la ganaron los mexicanitos de aquel tiempo y fue ocasión bastante para que el general Ignacio Zaragoza (que estaba en turno) acuñara una frase muy mona, muy llegadora: "las armas nacionales se han cubierto de Gloria" (con mayúscula porque creo que Gloria se llamaba la panadera del célebre pan dulce mata franceses) y aprovechó el dichoso general para bañarse y tomarse una foto para el billete de 500 pesos que lo saca tan galante. Y así diciendo, se convirtió en otro de los ambiguos próceres de la Patria (porque no tenemos de otros).

Pero con todo y que me da vergüencita que tengamos una efeméride nacional de tan poca envergadura, me da mucho gusto que nos den el día libre en el trabajo. Y como un fin de semana quedó entre el día del trabajo y el 5 de mayo, pues se hizo un puente muy largo, lo cual me permitió irme volando a las sonorenses tierras.

No puedo hablar de Sonora como hablo de los demás lugares a los que viajo (suena lindo, como si me la pasara en el avión, de Katmandú a la Patagonia), porque Sonora es, cómo decirlo, mi tierra. Habrá gente que puede ser objetiva cuando habla de sus lares pero yo sólo conozco a los que todo les gusta y a los que todo les disgusta de su paese. Digo que no puedo pretender objetividad al describir al objeto de mis profundos afectos, pero eso lo salva el que este blog nunca se ha caracterizado ni por su objetividad ni por su prudencia.

Sonora está en el extremo noroeste de México y digo extremo no porque efectivamente esté hasta la esquina (todavía falta la Baja California), sino porque está lejísimos del llamado "centro de la República" que, geográficamente, no está para nada en el centro del país, sino bastante cargado al sureste. Y digo extremo también por el clima, que es muy caluroso en verano (hasta 50°C a la sombra) y bastante frío en invierno. Aunque el territorio del estado es enorme y tiene muchos ecosistemas, partes semitropicales y otras de bosques siempre verdes, lo característico de Sonora es el desierto y el semidesierto. Imaginen dunas interminables de arena y las podrán encontrar en el Desierto de Altar y también imaginen ese arbusto seco, espinoso y casi esférico que el viento hace rodar mientras se escucha la musiquita de fondo del western El bueno, el malo y el feo y también lo pueden encontrar en casi toda la geografía del Estado.

Ok, pues de ahí soy yo. Y, sin duda, de ahí seré siempre por más que vaya y venga. Y es formidable regresar y escuchar el acento que me parece natural por todas partes, en vez del cantadito de los chilangos. Y que si se me antoja una Coca para mitigar la sed pueda llegar a la tiendita y decir "¿me da una soda helada?" y que me entiendan perfecto. Y que en cada esquina huela a carne asada y que de verdad sea carne (de res) y que de verdad esté asada (al carbón, porque no hay otra manera decente de asar). Y que sepa perfectamente dónde viven todos mis amigos y dónde está mi familia y que recuerdo siempre los números de teléfono clave, aunque los deje de usar por meses, o a veces hasta años.

Decía José Vasconcelos (secretario de Educación de principios de siglo, uno de los sabios mexicanos y amante de una sofocracia que nunca jamás pudo instalar en el país) que donde terminaba la sopa y empezaba la carne asada, empezaba también la barbarie. Básicamente se refería a Sonora, donde le tocó vivir durante algún tiempo y que era la tierra de los hombres políticos más fuertes de su tiempo: Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles (fundador del PRI). Así que de Sonora puede decirse también que es barbárica y, por alguna extraña razón, me llena de orgullo decir que soy de una tierra barbárica. Seguramente Vasconcelos tenía en mente un concepto distinto del mío de lo que es ser bárbaro (y, obviamente, era menos favorecedor), pero yo entiendo esa barbarie como un lugar con aspectos culturales distintos de los que se habían formado en lugares más al sur de la República, que eran aspectos culturales heredados de la Colonia.

La cultura de Sonora es bastante distinta del resto del país, aunque tiene muchas características comunes con otras regiones del norte del mismo. Tanto que es muy especial la distinción que el sonorense hace entre sí mismo y los "guachos". Los guachos, en general, son las personas del sur del país y que configuran a "el otro", porque el orgullo por ser mexicano en Sonora tiene un matiz distinto, ya que hay cierta preminencia del yo regional sobre el yo nacional. Sin tratar de hacer un análisis sociológico que me supera, trataré de mencionar algunas de sus causas. Sonora es una tierra bastante más joven, porque se empezó a poblar muy tardíamente. Aunque tiene varias naciones indígenas, el porcentaje de población de origen indígena es bastante menor respecto al promedio nacional, porque se trataba de tribus muy pequeñas, la mayoría de ellas aún nomádicas a la llegada de los colonizadores y se pobló mayormente con inmigrantes más recientes no sólo del sur de España (Andalucía), sino también del norte de España, Italia, Francia y, en menor medida, Estados Unidos, Alemania y otros países de Europa del Este. Fue evangelizada de manera directa por misioneros jesuitas no por órdenes religiosas mendicantes, o sea, franciscanos, dominicos y agustinos, quienes se encargaron de la evangelización del resto del país, excepto del noroeste, y que habían avanzado una religiosidad más tradicional.

Se dice que las duras condiciones climáticas y la importante influencia de los jesuitas favoreció la cultura de la laboriosidad entre sus pobladores. Además, la forma de explotación de la tierra tendió más a la propiedad privada (muy grandes extensiones de tierra eran requeridas para alimentar a muy poco ganado), en vez de la propiedad colectiva de la tierra que fue un modelo más popular en el centro y sur del país. La relación constante con Arizona (que fue incorporada a los Estados Unidos a mediados del siglo XIX pero con la cual, hasta la fecha, forma una región económica) también distanció a los sonorenses del resto del país y hasta cierto punto nos aisló culturalmente. Todo lo anterior, sin mencionar el hecho de que por las grandes dimensiones del Estado, cualquier ciudad importante fuera del Estado queda, al menos, a seis horas de la capital (con los medios de comunicación actuales), o sea, todo lo mexicano-no-sonorense es lejano y bastante inaccesible.

El caso es que cada vez que vuelvo a Sonora, encuentro que somos muy diferentes, sobre todo de los habitantes de la ciudad de México, que es con quienes convivo diariamente. Pero no únicamente por el uso de diferentes palabras y un acento más golpeado, sino que la manera de relacionarse, los modos e, inclusive, la cosmovisión y los valores son distintos. Y me encanta regocijarme en esas diferencias, no para satisfacer a mi regionalismo (que es sólo una extensión de dimensiones estatales de mi egocentrismo), no por dar ínfulas a las fáciles expresiones populares sonorenses que claman por la secesión, sino porque cuando voy a Sonora me siento en mi casa de una manera que nunca he logrado sentir en otro lugar del país, como si mi background sonorense me impidiera ver una pirámide prehispánica o el propio Zócalo y sentirlos míos, como siento mío el Cerro de la Campana, el Tetakawi o el cerro de Huásabas, como siento mío un taco de carne asada con tortillas de harina o un trago de bacanora.

5 comentarios:

Paco Bernal dijo...

Hola Rafa!
Da gusto escucharte (porque parece que se te escucha) cuando hablas de tu tierra. Y, como siempre, es interesantísimo leerte. En Austria tenemos también otro fin de semana largo (yupiiiii). El próximo es Pfingsten, o sea, pentecostés. El lunes es festivo. La semana que viene, si Dios quiere, también voy a bajar al sur, a ver a mi gente. Qué ganas que tengo. En fin, que saludos coincidentes y, de nuevo, un placer leerte.

Anónimo dijo...

Áaaaaandale trago de bacanoraaa!!! qué padre Rafa, más fines de semana como este, no? Un abrazo, H.

Anónimo dijo...

YYEEEAAAHHHH!!!!!!

y arriba HHHonora!!!! Caaa...
eguro que hiiii!
...y si no, busquelo en el mapaaa!!jajajjajaja!!

Hay Rafael!!! mas pintado no podias ponerlo!!!
una vez mas me encantassssss!!!
felicidades!!!!!
Celinita Duran

Anónimo dijo...

Hola Rafael... en la medida de lo posible... podrías compartir fotos de esos lugares???...
Ya casi fin de semana, así que espero lo disfrutes mucho.
Saludos queretanos!

RBD dijo...

Paco,

Qué padre que te vas de visita a España, seguro que leeremos cosas muy interesantes al respecto en tu blog. Estaré a la espera.

H.,
Jajaja, oh! si sí tomo bacanora, Haz, qué poca fe me tienes! :)

Celinita,
Eso de "búsquelo en el mapa" es de los argumentos más contundentes que tengo, jaja.

Mónica,
Pues no puse fotos de lugares representativos, pero sí las que me tomé con mis amigos en este viaje. Espero que de algo sirvan :)

Saludos a todos,

Rafael Barceló Durazo