Tal vez haya sido el tedio, tal vez un largo receso del período creativo o quizás simplemente que no encontraba qué escribir o, mejor dicho, cómo escribir lo que hubiera tenido que decir. Pero haberme ausentado por tan largo tiempo de mi blog se iba haciendo, cada vez más, algo que dolía incómodamente, un vacío que pesaba. Escribir en este espacio había sido a lo largo de ya nueve años un solaz que tenía siempre el poderoso efecto de calmar los demonios internos, de ordenar las desprolijas ideas, de recuperar de la memoria traidora los momentos que, por desvanecimiento, están condenados a la extinción a menos de que la palabra escrita intente, aunque sea inútilmente, perpetuarlos.
Una razón que me quitó en los últimos meses la paz mental, recurso cada vez más escaso, que preciso para escribir fueron los cambios, los muchos cambios, que atolondran inexorablemente al animal de rutinas que soy, que quiero ser. Sin embargo, esto no debería ser llamado una razón, sin duda no una de peso, pues la carrera que escogí tiene la particularidad de convertir al cambio en la única constante. También dejé de ir con regularidad al gimnasio con todo el pesar que eso le causa a mi vanidad, haciéndome más complicado ser narcisista, pero ésa es otra historia.
Como motivo para regresar, he decidido hacer las crónicas de mis viajes recientes. Eso sí tuvo 2013, fue un año fantástico para mí, lleno de viajes entrañables que quiero registrar por escrito, pues la memoria visual me resulta insuficiente. Los siguientes artículos serán eso, las crónicas de mis viajes a Panamá, a Brasil y, por qué no, mi último viaje a México, país que vuelvo a conocer cada vez que regreso. Como dicen los gringos - por lo menos los que hablan inglés -, "Stay tuned", porque habrá cosas que contar.
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