lunes, septiembre 13, 2010

¿De qué país se trata?

Volver a tener carro propio (lo cual acaba de pasar para mí la semana pasada) me trajo de vuelta algunas lamentables costumbres, como la de oír una y otra vez los mismos discos gastados que me gustan. Uno de ellos fue un regalo que hace dos años me hizo una amiga francesa, de un cantante también francés de nombre Francis Cabrel. Una de las canciones de ese disco, les cardinaux en costume, habla del doloroso proceso de la migración, las deportaciones, la xenofobia. Del drama más humano de todos, pero que las sociedades receptoras siguen tratando como si se tratara de un fenómeno nuevo, unidireccional, perjudicial. El estribillo de la canción es en español y dice así:

¡Qué vida! ¡Qué triste!
¿De qué país se trata?
¿Del mío? ¡No!
¡Del mío no se puede!

La indignación contenida en estas palabras retumba en mi cabeza al pensar en la masacre brutal, barbárica, sin nombre, de 72 migrantes centro y sudamericanos en mi país a manos de un grupo de delincuentes sanguinarios, despiadados con el caído, para despojarlos hasta de lo que no tenían, aprovechándose de la manera más ruin de su vulnerabilidad. ¡Menudo valor matar a sangre fría al que no puede defenderse! Se requiere haber perdido hasta lo último de humanidad que quedaba en su endeble código moral para poder ser tan cobardes, para sacar ventaja del marginal, del que nada reclama porque no puede defenderse quien vive en los márgenes, el sistema lo excluye hasta casi negar su existencia.

Hago mías las palabras de Cabrel para expresar el dolor que se siente tomar conciencia de que al mismo tiempo que celebramos 200 años de vida independiente ocurren en México hechos tan despreciables como el ocurrido en Tamaulipas: ¿De qué país se trata? ¿Del mío? ¡No!

Descansen en paz todos los que han muerto víctimas de los procesos irregulares de migración que les ha impuesto la miseria. Y los que hemos tenido el privilegio de poder cambiar las cosas que jamás nos venzan el miedo ni la desidia para despreciar la maldad, para reprobar el odio, para luchar por la dignidad de los demás.

2 comentarios:

Paco Bernal dijo...

Hola Rafa:

De tu entrada me ha llamado la atención una cosa en la que yo no había caido: es verdad que los gobiernos siguen tratando los movimientos migratorios como si fuesen un fenómeno nuevo y sorprendente, cuando hace más de medio siglo que se dan.

Otra cosa también: amigo, es un alivio saber que hay gente tan sana y tan decente como tú.

Un abrazo,

Paco

OJ Gonzalez-Cazares dijo...

bien dicho Rafa...y lo unico que podemos hacer, que esta en nuestras manos, es no perder las ganas de hacer las cosas correctamente y no desanimarnos en nuestro camino de decencia. De uno en uno...hasta que seamos mas.