miércoles, septiembre 22, 2010

Volver a la patria bicentenaria

Después de casi una semana de ausencia más que justificada, regreso para publicar en el blog que acabo de regresar de México. Con este viaje reafirmé que "volver" es un verbo mucho mejor que "ir", al igual que "reconocer" es un proceso mucho más significativo y profundo que "conocer". Si no fuera porque las lenguas nos gustan complicadas, en vez del verbo "volver" tendríamos el verbo "re ir" que no por coincidencia suena igual que "reír".

A los que somos de un lado pero vivimos en otro, se nos presenta de una manera más evidente el molesto (pero entretenido) dilema de la identidad. El típico ¿quién soy yo? o ¿por qué estoy aquí? pero con matices geográficos y culturales que todo lo enredan. Y cuando "re vamos" al lugar del que somos se siente como si fuéramos la pieza de un rompecabezas que se había quedado atorada en alguna esquinita y que finalmente puede volver a caer en su lugar y sentir que embonamos perfectamente. En esos momentos recupero hasta el acento perdido por las mudanzas y empiezo a arrastrar el sonido de la ch para pronunciarla como sh (fonema que existía en latín y que desapareció entre casi todos los hispanoparlantes, excepto los del noroeste de México). Bueno, y a gritar en vez de hablar, como solemos hacerlo los sonorenses.

El motivo de mi fugaz regreso fue, además, de lo más alegre: la boda de mi hermano menor (¡ouch!) pero se prestó la ocasión para vengar el apetito de tacos, de carne asada, de tortillas de harina y hasta para saciar las ganas que tenía de volver a ver las banquetas llenas de gente de la ciudad de México. Hablar con los amigos, abrazar a mis hermanas, jugar con mis sobrinos, reír con mis primos, platicar con mi padre e, incluso, bailar al ritmo de una orquesta sonorense tradicional. Todas estas actividades que de manera natural me informan (como si pudiera ovlidarlo) que el sentido de la vida me lo dan las personas que quiero; actividades que se atreven, incluso, a indicarme con toda exactitud a dónde pertenezco, a pesar de la distancia, aunque pasen los años y sin importar que me siga construyendo con las experiencias que todos los días se acumulan y con toda la gente valiosa que no me canso de conocer ni de aprender a querer, unas veces más, unas veces diferente.

1 comentario:

OJ Gonzalez-Cazares dijo...

que lindo Rafa, y te reitero que aunque en este viaje relampago no se presto la oportunidad de re-vernos, gracias a tu afectuosa llamada senti que nos re-encontramos. Otra vez sera y por lo pronto seguimos tan cercanos como siempre. Un abrazo!!