jueves, julio 10, 2008

¿La ciudad de la esperanza?

Vivo en una ciudad ambigua, en la que convive la felicidad con la desgracia. Tal vez todos vivamos así, en medio de estridentes carcajadas que opacan el llanto desconsolado de los que han perdido lo que más querían y entre caras mayoritariamente grises que ocultan a las que tenazmente conservan sus sonrisas. En estas ciudades parecería ridículo abrumarse por el sufrimiento ajeno, cuando uno tiene la oportunidad de pasarla bien. Así ha sido que he recibido la gozosa visita de dos sobrinos con los cuales he disfrutado de la amplia variedad de opciones de entretenimiento que ofrece la ciudad, aun bajo la incesante lluvia veraniega, en la misma ciudad ensombrecida por la desgracia del fallecimiento de doce personas en un centro nocturno a causa de un operativo policiaco. Como se oye: fallecidos no a causa de un desastre natural o un accidente, sino por la irresponsable y perversa manera de operar de la policía de la ciudad de México, ésa misma que debería procurarnos el valioso sentimiento de seguridad que cada vez se recuerda más bien como una nostalgia del pasado.

Y van pasando las semanas y de manera errática las autoridades del Distrito Federal, la entidad federativa que alberga la capital de la República, dan tumbos y declaraciones, conferencias de prensa y "renuncias" del Secretario de Seguridad Pública y del Procurador de Justicia, o sea, hacen rodar cabezas. Nada de eso me hace sentir confiado en que el cuerpo de policía de esta ciudad mejorará, porque lo que en realidad pasa es que "algo está podrido" y no precisamente en Dinamarca. Yo sigo sintiendo una especie de desconfianza revuelta con temor cuando advierto las sirenas de una patrulla en alguna calle por la que transito. No es ni tranquilidad ni sosiego lo que experimento cuando veo a alguno de esos guardianes de la sociedad, sino una fuerte desesperanza por contemplar el desperdicio de recursos públicos mal invertidos en cuerpos policiacos convertidos en madrigueras de gente con un inexistente sentido ético del servicio público.

En esta misma ciudad plagada de policías corruptos y cuya estulticia es del tamaño de sus abultados vientres (que seguro les serán invaluables para perseguir delincuentes), digo que en esta misma ciudad, paseo felizmente con mis sobrinos, entre la Lucha Libre en la Colonia Doctores y los centros comerciales de Santa Fe o Perisur, entre los monumentos del Paseo de la Reforma o el Zócalo perpetuamente invadido por los eventos mediáticos de Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del Distrito Federal. Y no sé si regodearme por esto de mi capacidad de adaptación o simplemente dejar de pensar y seguir nadando en las aguas de la ambigüedad, esperando seguir saliendo incólume de la experiencia cotidiana de vivir en una jungla urbana tan espesa.

7 comentarios:

Aydee dijo...

Escuche por el noticiero sobre esa noticia hace ya algunos dias. Tienes mucha razon,la policia es el enemigo publico #1 de la sociedad mexicana. En vez de protegernos nos estorcionan y amenazan, y al mismo tiempo hacen alarde de su poder contra los civiles.

En la ultima oracion dices "junga urbana" me imagino que quieres decir jugla urbana, verdad?

Saludos,

Anónimo dijo...

Corrupcion entre nuestras autoridades. quisiera decirte "No te sientas mal" pero no es posible no hacerlo... la decadencia de nuestra sociedad en ese y muchos otros aspectos es de preocupar. curiosamente es tanta como los son los avances cientificos y tantos otros adelantos que disfrutamos en nuestra generacion... pero sabes? te recuerdo de cierta frase que decias en tu entrada de hace algunos dias.... Cada uno de nosotros somos los que sumamos un todo... (parafraseado) y si tu haces lo que debes hacer cuando lo debes hacer... es todo lo que puedes hacer..

Saludos...

Pintosevich dijo...

Primero cuando empecé a leer el post pensé que ibas a relatar sobre algo que te pudo haber pasado con los geniales policias! jaja pero que bueno que no hallé tal cosa.

Pareciera que no hay cura para eso, y se propaga muy rápido.

Saludoosss

*V* dijo...

Está visto, o yo cada vez estoy más convencida, donde hay poder hay exceso.
Y es que, incomprensiblemente, es la estupidez la que tiende a ejercer el poder... en fin chico, que da gusto leerte porque tu post se puede aplicar así, sin más, tanto a México como a madrid.

Besos

CRISTINA dijo...

Muy sentido tu post, Rafael. Oí la noticia y me pareció terrible. Algo tremendo ocurre cuando quién te tiene que proteger es quién te da miedo. Cuando éso pasa, el sistema se tambalea, y más para ciudadanos de bien que quieren confiar en el digamos orden público, en las instituciones, en los gobiernos...para esos ciudadanos que nunca piensan en ejercer la violencia, en tomarse la justicia por su mano, en participar en juegos sucios...

Y esto puede convivir con el disfrute, como tú cuentas. No queda otra, aprovechar lo bueno, no olvidar lo malo...a veces puede más lo primero, otras veces lo segundo no deja lugar a nada.

Besos,Rafael.

Alejandro dijo...

Sin duda los abusos de autoridad, los malos manejos en todos sentidos y la poca eficiencia en los policías es un lugar común de nuestros diarios comentarios. Es catártico decirlo y mas aún, aventar con chines y jotas. Pero quizá el problema no solo es de los policías como personas corruptas a priori, es una situación social resultado de una educación perfectamente planeada, con estrategias eficientes apoyadas por los medios y que produce personas corruptas, irresponsables, con valores adecuados a esta ideología implícita, digamos coloquialmente "el valemadrismo" y el echar culpas y excluirse de responsabilidades. Tienes razón hay que aprovecharse de lo bueno y también y sobre todo contagiarse de ello y promoverlo. Luchar contra esa ceguera de la que habla Saramago, contra la indiferencia y la insensibilidad. A fin de cuentas somos changos simpáticos solidarios -pero grandiosos- y como dijo Carl Sagan, en los problemas de todo tipo "nos tenemos a nosotros"

Dalia dijo...

Es cierto que parecía algo increible cuando lo ví por televisión. Comprendo tu preocupación, si quien se tiene que encargar de mantener el orden causa semejante caos y tragedia (porque no se puede achacar a la mala suerte tomar decisiones tan absurdas e irresponsables como allí se tomaron) ¿en quién puedes confiar?
En fín, como no se puede generalizar espero que haya también gente competente y eficaz dentro de las autoridades, que seguro que la habrá, pero normalmente la gente buena no suele llamar la atención.
Un abrazo.