viernes, mayo 30, 2008

Pescadito malo y cruel

¿Se acuerdan de lo orgulloso que estaba por lo ricos que me salieron los tacos fish? Ah, pues una buena mayoría de los que lo comieron se enfermaron del estómago. Ooots. Yo no me enfermé y eso que soy de panza delicada. Además, los síntomas fueron muy variables que si unos náuseas, que si otros llegaban al lamentable estado del vómito y, al que peor le fue (sólo a uno) tuvo que hacer viajes relámpagos y repetidos al baño a altas horas de la noche. Sin embargo, uno podría decir "algo está podrido en Dinamarca" (y espero que lo podrido no haya sido el pescado) y preguntarse qué fue lo que pasó que unos se enfermaron hasta el día siguiente y otros tantos dos días después. Nada qué ver con aquel banquete de Como agua para chocolate, en el que el drama colectivo empezó pronto y simultáneamente. En mi caso (si es que fueron mis tacos los causantes de la epidemia de vecinos), tuve a bien procurar el efecto cuenta-gotas, para no provocar escasez en las farmacias del barrio del jarabe ése color rosa que se usa para todo y no sirve para nada.

Bueno, eso y el hecho de que ahora recorro diariamente en carro la desproporcioada distancia de 43.5 kilómetros en tres trayectos: casa-universidad-trabajo-casa, a horas de tráfico que no me simpatizan, son los dos datos duros que tenía la obligación moral de reportar, como buen pretexto para mandar un saludo al universo paralelo en el que no vivo.

2 comentarios:

Cuquita, la Pistolera dijo...

Pues en verdad te salvaste de los taco fish, puaj, lo último que quisiera es enfermarme del estómago. Y...¿43 kilómetros al día? ¿Y con este calor? De verdad que tienes un alto sentido de la supervivencia
Saludos, también, a tu universo paralelo (me gustó la frase)

CRISTINA dijo...

¿Recuerdas mi post "Dos veces" con la foto de la niña del exorcista (yo misma)?
Bien, las seis personas que cenamos juntas la noche anterior sufrimos lo mismo. Mi hermano, que había sido el cocinero y anfitrión, tenía tal sentido de culpa que pedía a gritos (entre viaje y viaje al baño), un nuevo juicio de Nuremberg sólo para él.
Pero no, los médicos de cada uno de los comensales coincidieron en diagnosticar no sé qué virus estomacal que nada tenía que ver con los alimentos ingeridos. Así que tú, tranquilo. Cuéntales ésto a tus amigos (o quizás ex-amigos), y explícales que tus ya famosos taco fish no tienen nada que ver con sus dolencias.

Suerte, en cualquier caso.

Besos