viernes, diciembre 01, 2006

Críptico

Del otro lado de la ventana el viento sopla fuerte, rechina en las ramas desnudas de los árboles y me causa esa extraña sensación de desasosiego, como si el mundo estuviera intranquilo y muchas cosas malas estuvieran sucediendo afuera.

De este lado de la ventana estoy yo, metido en mi sobrio cuarto en un viernes por la noche, esforzándome por avanzar en los pendientes abrumadores de finales del semestre, tratando de convencerme de que no es superfluo sacrificar otra noche en tareas que me parecen inmediatistas.

Esa ventana se convierte de pronto en la macabra metáfora de la frontera entre mí mismo y el mundo, entre lo que realmente tengo y lo que quiero. Y afuera el viento sopla fuerte... y adentro el aire se condensa.

3 comentarios:

Yayo Salva dijo...

Esa pugna entre lo que tienes y lo quieres es una de las pasiones más creativas de la vida. Pero sin ambiciones vanas. Solo porque tu cabeza y tu corazón te empujan hacia el aprendizaje y a explorar nuevos caminos. Y tendrás que sacrificar unos cuantos viernes y algunas cosas que tienes ahora a tu alrededor como tentaciones lícitas de disfrute. Conozco el camino, Rafa. Y te aseguro que vale la pena andarlo. Del mismo modo que te digo que la vida está llena de oportunidades aunque dejes pasar algún tren sin montarte en él. Un abrazo fuerte.

Anónimo dijo...

¿y por qué dejar pasar los trenes sin intentar subirnos?

Dalia dijo...

¡Madre mía, Rafa!Pues sí que llevaba tiempo desvinculada de la red. Te ha dado a tiempo a escribir en mi ausencia casi un libro entero, pareces Lope de Vega, como te dejen cerca de un teclado o de un bolígrafo eres un peligro. Lo cual, dicho sea de paso, me da una alegría porque me lo estoy pasando en grande leyendo todas tus nuevas entradas que son tan fantasticas y evocadoras como de costumbre. Siempre es agradable leer algo bueno y tus textos tienen la garantía de serlo.
Un abrazo.