lunes, mayo 01, 2006

Madredeus


Este sábado hermoso de puente aparte de pasar largas horas en la computadora tratando de escribir ideas relativamente razonables para mis trabajos finales cuyo plazo de entrega se acerca amenazadoramente aproveché para realizar algunas actividades lúdicas. Por ejemplo, vi el Señor de los Anillos 1 y 2, lo cual ya es una inversión en tiempo bastante importante. Pero, además, tuve la oportunidad de ir al Zócalo a un concierto de un grupo que me encanta. Se llama Madredeus, es un grupo portugués que cantan un género que se llama fado, entre otras cosas, y cuya vocalista tiene una voz maravillosa. Resulta que estuvieron tres días antes en el Palacio de Bellas Artes y un día me lancé decidido a irlos a ver, pero la señorita de la taquilla me respondió con cara de burócrata del Seguro Social que los boletos ya estaban agotados para todas las funciones. Así, decepcionado de la vida me regresé a mi casa y de puro coraje puse una canción de Britney Spears, como culpando al destino de tener que escuchar música trash por haberme negado la oportunidad de ir a ese concierto. En realidad, la culpa era de los revendedores a los que mi religión les prohibe comprarles nada, pues se enriquecen ilícitamente a costillas de los fanáticos irracionales, jeje. Bueno, el caso es que estaba ya muy resignado cuando el viernes me enteré que al día siguiente se iban a presentar en el Zócalo, completamente gratis, wow!!! Hicieron una presentación muy bonita, donde la música era prácticamente lo único importante. Estuvo muy bien que, a diferencia del concierto de Manu Chao al que fui hace como un mes en el mismo lugar (pero con 16o,000 personas), no olía a resistol 5000 ni volaban bolsas de "agua de riñón" (es decir, el resultado del proceso de filtrado de la sangre de los riñones: orina, pues). No, este público era más civilizado, muy poco parecido a la horda de orcos que, como yo, gustan de Manu Chao.
Ahora es lunes primero de mayo y pienso honrar el día del trabajo trabajando, sobre todo para quitarme esa sensación desagradable de domingo por la tarde, aunque en realidad sea lunes, pero que implica el fin del valuado fin de semana y el comienzo de una nueva.

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