jueves, junio 02, 2011

Los negocios de la carne

La piel muy blanca, arrugada, sorprendida por un bronceado mal hecho causado por un sol más ardiente que al que está acostumbrado. Lleva una guayabera o una fresca camisa de lino con estampados inquietamente florales. Bermudas. Para completar el estereotipo podemos agregar un sombrero estilo Panamá y un puro. Ahí lo tenemos, es el turista sexual en algún país de tierras cálidas y leyes laxas. Por supuesto que esta imagen corresponde a una idealización y requiere ser actualizada. Ahora la "elegante" guayabera (yo es que las abomino) se ha cambiado por una camiseta de algodón que ajusta el abultado vientre, con alguna breve leyenda. Y sandalias - irremediablemente -, con lentes de sol de JCPenney o, inclusive, de Walmart.

La nueva estampa actualizada y estéticamente relajada busca lo mismo: los negocios de la carne. Migran a tierras cálidas, como las aves, a satisfacer apetitos que tal vez por exóticos no obtienen en sus patrias. Desconozco los detalles específicos del fenómeno, pero ciertamente me temo que la trata de blancas, la pedofilia, el abuso y la misoginia no están del todo exentas de estas realidades. Lo dicen varios informes de organismos internacionales, de asociaciones civiles, de las propias autoridades de los países: en nuestro mundo y en nuestros días siguen existiendo estas formas de esclavitud que condenan a vivir a millones (el número es desconcertante) sin un marco de libertades mínimas, en condiciones miserables. Estas no tan nuevas formas de esclavitud son una de las grandes tragedias de nuestros días y como sucede con todos los mercados negros y objetos que se compran y venden en la clandestinidad, su verdadera causa es que exista la demanda de esos bienes y servicios.

No quiero jugar, de ninguna manera, de puritano. La moralidad sexual es un tema donde hay una amplia diversidad de criterios y un signo de nuestros tiempos es el respeto a esa diversidad. Sin embargo, ese relativismo no debe pasar por alto que la libertad sexual de los otros es un límite que se impone a nuestros apetitos. Del respeto a la libertad, a la dignidad y al bienestar de todos los seres humanos, nos toca hacernos cargo responsablemente a todos. Si se es la autoridad en la materia, la carga es pesadísima pero también lo sería la responsabilidad de no hacer todo lo posible por evitar toda forma de explotación sexual. Pero si se es ciudadano también hay mucho por hacer. O, más importante, no hacer.

Es cierto que el oficio de la prostitución es muy antiguo. Pero hay lugares que lo han regulado mejor que otros para evitar que quienes lo ofrecen sean víctimas indefensas en medio de una sociedad que por cuestiones morales las considera victimarias. Sor Juana Inés de la Cruz se cuestionó este estigma social de la siguiente manera: "¿O quién es más de culpar, aunque cualquiera mal haga, la que peca por la paga o el que paga por pecar?". El tema da mucho para broma porque la picardía sexual está muy presente en el lenguaje, pero también conviene reflexionar en esas cosas que se dan en los márgenes de nuestra comunidad. Tan en los márgenes que es fácil olvidarse de que los negocios de la carne no sólo venden alimentos, también atienden otras pasiones en las que, no pocas veces, el sufrimiento y la miseria ajena son los daños colaterales de los que el comprador no se hace cargo.

En el día de las trabajadoras sexuales (sí, es hoy).

4 comentarios:

OJ Gonzalez-Cazares dijo...

Pues tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata, no? Y el que lo promueve y el que lo fomenta y el que se hace de la vista gorda.. mejor dicho: hay mucha tela de donde cortar y por algo es el oficio mas viejo del mundo. Tal vez llegue el dia en que retome ventaja la razon y quede rezagado el instinto animal... Un abrazo hasta Ticolandia!

Anónimo dijo...

El argumento es bueno pero me habría gustado que fuese acompañado de mayores elementos contextuales sistémicos para entender no sólo este sino otras situaciones donde también se requiere de una mayor conciencia social.

Del argumento que ofreces alguien bien podría decir que tú estás contribuyendo a financiar guerras que terminan con miles de vida en África cuando decidiste comprar tu BlackBerry, sólo por mencionar un ejemplo.

Aquí la liga que nos relaciona de alguna forma con esa miles de muertes en África: http://www.bbc.co.uk/mundo/movil/noticias/2011/04/110420_celulares_guerra_congo_am.shtml

Anónimo dijo...

http://www.bbc.co.uk/mundo/movil/noticias/2011/04/110420_celulares_guerra_congo_am.shtml

Anónimo dijo...

No se ha pegado completamente la liga pero es fácil de encontrar en Google con hacer referencia al siguiente artículo de la BBC: ¿Hay sangre en mi celular?