miércoles, octubre 27, 2010

La fiesta blink blink

El domingo pasado cumplí mis primeras treinta primaveras (y equivalente número de otoños, veranos e inviernos). Aunque se dice fácil, requiere de un gran esfuerzo... ok, a veces no tanto. De cualquier manera, no había razón para dejar pasar el acontecimiento sin una celebración que se correspondiera con tan flamante fecha. Los años de loca juventud estaban a punto de decir adiós (o no) y no era justo dejar pasar desapercibido tal evento.

Desde antes de partir al exilio autoimpuesto en el que me encuentro, durante las recurrentes libaciones que tuvieron lugar para despedirme de los grandes amigos que hice entre la nueva generación de diplomáticos mexicanos, surgió el concepto de la fiesta blink-blink. Esta expresión es una degeneración del ya de por sí degenerado estilo bling-bling que caracteriza a los hiphoperos y otros músicos que ostentan su riqueza y juventud con los destelleantes asomos de grandes cantidades de oro y otros materiales brillantes en sus ropas (con el mal gusto como elemento inseparable; el leitmotiv que le llaman). Es decir, hacer para mis treinta años una celebración al más puro estilo del éxito musical de Black Eyed Peas en 2009 "I gotta feeling" (Tengo el presentimiento) que es el himno extra oficial de esta nueva generación de entusiastas diplomáticos y que en buen cristiano diría algo así como "Tengo el presentimiento de que esta noche será una gran noche".

Pasaron meses en los que mi mente estuvo distraída de lo que llaman el choque cultural de la mudanza y más bien ocupada en planear la fiesta blink-blink. Paulatinamente, cinco amigos fueron confirmando viaje especial a Costa Rica para el evento. No podría bajar el nivel a la reunión, tendría que poner los arcos para recibirlos y, como decía mi nana, preparar un buen potage. Entre los amigos que vinieron estuvo la totalidad de los nuevos diplomáticos asignados a la región centroamericana, Adriana, Enrique, Rodrigo y su esposa Mariela, así como la distinguida presencia de Camila, desde ciudad de México. Con eso teníamos, además de tema para la fiesta, un nombre que sería la Cumbre de Centroamérica + Cami. La celebración iniciaría en mi casa donde tuvimos a bien crear el Mecanismo de San José y como el lugar de las sesiones sería Cahuita, en el Caribe, de ahí saldría el Acuerdo de Cahuita que, a su vez, tiene un calendario de cumplimiento conocido para la posterirdad como la Agenda de Cahuita. (¡Éjem! Soy un ñoñazo, lo sé bien).

En cuanto recogimos a Enrique en el aeropuerto el mismo día de los festejos, iniciamos el eco-tour para darle un toque verde a la celebración. Fuimos al cráter del volcán Poás que lucía maravilloso y humeante. El día, contrario a la costumbre costarricense, era espléndido por lo que tuvimos una vista maravillosa. En el parque nacional del volcán fuimos a echar los pulmones en una senda caminata por la jungla que incluyó una vista maravillosa de una laguna que se llama Botox (lo que se puede ahorra uno en cirujanos). Una vez que el carácter urbano venció el ímpetu ecologista, retornamos a arreglar todo para el evento central del blink blink.

Contrario a lo que me suele pasar, me faltó tiempo para que todo quedara listo a la hora. Improvisamos unos centros de mesa en unos viveros, gracias al conocimiento botánico de Adriana que nos recomendó una bromelias (yo tampoco sé qué sean). Compramos un pastelito, nos pusimos guapos y a esperar a la concurrencia.

La fiesta fue de lo más divertida que recuerdo, las margaritas de limón hicieron excelentemente su trabajo y aunque había varios grupos de gente que no se conocían entre ellos, la convivencia intergrupal fue tan agradable como la intragrupal. La comida, cómo evitarlo, fue mexicana y en cantidades "all you can eat", que nos hemos ganado a pulso el mérito de ser los más gorditos del mundo. No faltó ni el mariachi, porque eliminar a José Alfredo Jiménez, a Agustín Lara o a Juan Gabriel de una fiesta de mexicanos es un poco como robarnos un pedacito de alma. La noche estuvo sensacional, no cayó ni una sola gota de lluvia y las nubes se despidieron brevemente dejándonos ver hasta la luna más bonita del año, que es lo que dice la canción de las lunas de octubre. Parecerá que estoy delirando, pero juro que hasta la luna estaba llena (como si también hubiera comido tacos).

El día siguiente había que manejar tres horas y media hasta la segunda sede, Cahuita, en el Caribe. El camino es muy lindo aunque las carreteras centroamericanas son cosa de mucho cuidado (y nerviosismo extremo para los copilotos). Ya que andábamos en ésas, decidimos enviar una exhortación "a quien corresponda" para mejorar la infraestructura vial de la región como un punto central del Acuerdo de Cahuita (para que no piensen que sólo nos ocupamos de temas frívolos y superficiales). El clima también fue delicioso. El sol brillaba en el Caribe y nos dejaba ver las tonalidades turquesa que han hecho a ese mar internacionalmente famoso. Tomamos un paseo en bote, en modesta imitación de los yates en los que la gente bling bling aparece en los videos musicales. Lo más genial de salir a pasear con los amigos, es cómo puede uno reírse de casi cualquier cosa. El lugar estaba casi desierto, virgen en el mejor de los sentidos, así que buscamos una playa de esas que parecen de carta postal y remojamos ahí, en esas aguas tranquilas como alberca, nuestra feliz humanidad.

La cena, el desayuno, el paseo por el parque nacional de Cahuita, la jungla, las playas, el parsimonioso Caribe, los perezosos (animales), los perezosos (humanos), los otros monos. Hubo de todo: una lagartija (real) en el iPod que estaba dentro del carro, una multa de tránsito (los nuevos diplomáticos no tenemos tantas inmunidades como quisiéramos), una blackberry olvidada en la casa de la playa, que viajó de manera paralela e hizo más escalas que estaciones tiene un via crucis hasta llegar de regreso a Nicaragua; y hasta que nuestra anfitriona en el Caribe confundiera a Camila con una famosa artista mexicana (que no mencionaré su nombre hasta tener la aprobación de ambas para divulgarlo, jajaja).

Lo más bonito de la fiesta blink blink son todas esas vivencias en la memoria. Identificar mi arribo a una nueva década, no con la decrepitud, no con la desaceleración de las experiencias de loca juventud, sino con el placer casi divino de tener tantos amigos, de tenerlos tan buenos, de una familia maravillosa, de una carrera que amo y que apenas inicia. Mi ingreso a los treinta me empieza a convencer de que, efectivamente, los treinta son los nuevos veinte. Sólo que mejores.

6 comentarios:

Enrique R dijo...

Fue todo un honor formar parte de la fiesta BLINK-BLINK..... Eres un excelente anfitrión, Rafa. Mucho éxito y muchas felicidades. Y que esta no sea la única cumbre centroamericana del G-80.

RBD dijo...

No lo será, Enrique, para año nuevo sigue Guatemala!!! :)

Anónimo dijo...

Petrito! mi corazon hace bum-bum bum-bum nada mas de leer tu resenia!! me da un gusto ENORME que la hayas pasado tan bien y disfrutado tan rico como se lee!! sabes que si tienes tantos amigos es tambien porque somos un reflejo de todo lo que nos das. Te quiero con todo mi corazon y me siento feliz feliz de leerte tan contento y tremendamente orgullosa de ti. Un beso. La Petra

OJ Gonzalez-Cazares dijo...

fenomenal Rafa!!! en mi opinion no hay nada mas hermoso que departir en festividades con la gente que nos quiere, nosotros somos FANS de los festejos! Se nota que tienes bien correspondidas toda tu generosidad y amor por la vida. Te queremos mucho y me encanto leer la narracion de tu tertulia XXX - RafaFest 2010!!

RBD dijo...

Petrita: muchas gracias por tus palabras y por haber venido a visitarme ni más ni menos que en tu luna de miel, que ha debido transcurrir entre monos aulladores, monos araña y monos capuchinos, jajaja.

Olga: creo que mi afición por este tipo de celebraciones la aprendí sobre todo de ustedes. Gracias a su generosidad, entre el gozo de la convivencia amistosa conocí el apple martini (jajaja), canté "Gloria a Dios en las alturas, recogieron las basuras de mi calle ayer a oscuras" y "Jacinto Cenobio, Jacinto Adán".

¡Y vaya que lo he disfrutado!

Un abrazote a las dos.

Rafa

Trendy dijo...

Ya sacaste al perezoso de la hielera???? Y alimentaste a los niños que dejé en la cajuela?? Si todavía no, ahí te encargo de favor...Ya extraño nuestro día en Cahuita!