martes, diciembre 15, 2009

Hoy vi mi vida pasar frente a mis ojos

Es bastante feo caer en cuenta súbitamente de conceptos tan poco amigables con el usuario como el de la fragilidad de la vida. Cargar con la conciencia de lo efímera que puede ser nuestra existencia es un peso demasiado duro para llevarlo siempre sobre los hombros. Y esas ideas funestas vienen en una mañana cualquiera por un descuido momentáneo en el que sólo volteas a ver a un lado de la calle y sigues caminando sin pensar que del otro lado - del tuyo - podría venir un autobús de toneladas a alta velocidad y pasar a tu lado, mientras oyes el sonido de su freno y sientes moverse los cabellos.

Nunca he sido de ponerme grave y severo por la inminencia de la muerte. Me cala tanto el sentimiento de pérdida que experimento cuando pienso en la mía o en la de las personas que quiero, que voy por la vida sin recordar el tema. Ahora mismo no estoy cómodo escribiendo al respecto, aunque por alguna razón decidí que tenía que hacerlo. No sé lo que pensar, porque en las cosas que no tienen remedio, el optimismo y el pesimismo sirven para lo mismo, o sea, para nada. Y como ambos no sirven para nada, yo suelo apostar por el primero y navegar con la bandera de la ingenuidad, que normalmente me lleva a mis zonas de confort.

No estoy en posición de pedirle nada a la Parca, ni me siento con ningún derecho, pero siempre he querido que si un día se le ocurre la mala idea de venirme a buscar para ampliar su fúnebre cosecha, me dé algunos días para algunos asuntos que me gustaría dejar bien arreglados. No vaya a ser la mala suerte que, de lo contrario, me vea yo en la necesidad de andar molestando a la gente cada noche, porque lo de los aparecidos no creo que se me dé muy bien. A mí se me da mejor lo de la alta visibilidad y no creo estar nada cómodo con esa tonalidad como desvanecida de los que ya se fueron pero no terminan de irse. Digo, ya tengo suficiente con este color blancuzco tan poco carismático que tengo en vida, para todavía tener que transitar a bronceados menos favorecedores.

Claro, lo de atravesar paredes se me haría divertido al principio, pero con todo, creo que en unos cuantos días estaría aburrido y tendría una cara de pocos amigos que asustaría a los niños. Entonces, le reitero mi petición a la Parca de que no se le vaya a ocurrir tomarme así tan de sorpresa, si yo cuando hago viajes largos soy fanático de la planeación y las fiestas de despedida.

2 comentarios:

RBD dijo...

¡Qué bárbaro! Casi muero y no obtuve ni un solo "casi pésame" en el blog.

¡Dios mío! ¿Qué le pasa a esta casi humanidad?

Jejeje :)

Anónimo dijo...

No invoques a "La Parca" pq de verdad va a venir por ti! Te prohibo que vuelvas a mencionarla en la blogosfera!!..


lil sis