miércoles, agosto 04, 2010

De los méritos de lo bonito

En uno de esos ratos en los que mi cabeza deambulaba por pensamientos ociosos (costumbre que tiene muy arraigada) fui a dar con una página de Internet que hizo una lista de las 50 mejores películas de la década de los años cero (¿así se dice?). Bueno, me refiero a la primera década del siglo XXI, que antes se oía tan futurista y que ahora se antoja más bien démodé... transcurrida, por así decirlo.

Lo primero que se piensa al ver una lista de esta naturaleza es según quién, según quién no sé qué cosa es lo mejor. Porque los humanos somos muy de decir: "eso es muy subjetivo". Con lo que yo odio esa frase tan trillada. Es que no sólo dicen "es subjetivo" lo cual es obvio porque ya las abuelas lo decían desde tiempos inmemoriales que en gustos se rompen géneros, sino que agregan el "muy" para rechazar de manera rotunda cualquier calificación que no coincida con la propia sobre la vida y sus menesteres. A mí me parece que hay que tener más respeto por los pocos que aún creemos en la objetividad y no quitarnos las ilusiones así nomás de sopetón. Volviendo al punto, la verdad sea dicha, yo para estas alturas ya olvidé quién hizo la lista, tal vez fue un puñado de cinéfilos más bien irrelevantes de algún diario local de Arkansas, o tal vez el consejo de ancianos de los ganadores del premio Nóbel a la cinematografía... si existiera (ni Dios lo permita).

El caso es que esta lista me puso a pensar en los méritos de lo bonito, es decir, que lo bonito debe de tener sus criterios. No va la cosa estética nada más así porque una persona se atreva a decir que algo le gusta. Para eso habrá otras palabras y si no que se invente. Yo propongo que algo que le guste a alguien pero que no tenga los méritos de lo bonito se llame "gustoso". Por ejemplo, no faltará el pervertido que encuentre bonita a Elba Esther Gordillo. Error. Insulto grosero a la estética. Para esa hipotética persona (que realmente no creo que exista) la lideresa sindical es gustosa, pero nunca se podría decir que es bonita. Y en este caso particular se puede decir con bastante confianza que ni por fuera ni mucho menos por dentro (énfasis añadido por el autor, por quién más si no).

Así ya nos vamos entendiendo. Si uno usa algunos criterios y los deja explícitos se encuentra más fácilmente lo bonito. Es bastante más fácil con otros conceptos como quiénes son las personas más ricas del mundo, ahí basta con decir quién tiene más dinero y propiedades a su nombre y todos contentos (bueno, ellos contentos, los que no estamos en Forbes, quedamos como estábamos). Por citar un ejemplo, que los que hacen listas de la gente más bonita del mundo se expliquen un poquito. Si lo son porque son más simétricos, porque más gente votó por ellos, porque tienen menos grasa, más músculos, facciones grandes, facciones chicas. Bueno, mejor que no lo hagan porque tendrían que reducir espacio para las fotos y aumentar el texto, seguramente para decir más tonterías. Pero para decir cuál es la mejor película sí podemos ponernos un poco más delicados y aquí van algunas ideas que se me acaban de ocurrir (por lo que es muy probable que sean muy malas).

Sobre originalidad: cuántas películas hay sobre el mismo tema, aquí ya perdieron las de catástrofes naturales con un héroe americano que hace todo por su familia que es la única que termina importándole al espectador como si el resto de la humanidad (incluidos los parientes del espectador y el mismo) no existieran. A menos películas de trama igual, más puntos en este aspecto. Las telenovelas de Televisa pierden por default.

Sobre emotividad: litros de lágrimas derramados alrededor del planeta. Las películas sobre el holocausto de la Segunda Guerra Mundial y las así llamadas chick flicks se van a llevar muchos puntos en este, aunque ya no podrán lograr prácticamente nada en originalidad.

Sobre hilaridad: decibeles producidos por la acumulación de carcajadas a nivel mundial que causó la película. Se restringirá el derecho de voto a las personas que no tengan ni dos dedos de frente. Se aplicará la pena capital a Eddie Murphy para que deje de molestar el cine con sus películas (petición añadida por el autor), debido a que las dificultades metodológicas de esta medición hacen imperativo reducir el número de películas cómicas.

Sobre reconocimiento: se tendrá en consideración el número de premios serios ganados. Se restará de este puntaje el número de Óscares que la compañía productora haya comprado.

Seguiré pensando en cuáles son los méritos de lo bonito... o tal vez deje de hacerlo. Urge.

1 comentario:

Paco Bernal dijo...

Hola Rafa:

He buscado a la señora esta y la verdad es que es muy, pero que muy gustosa. O sea, que te doy toda la razón. Dios le dio sin duda otros atractivos (simpatía, inteligencia) porque con la belleza andó bastante tacaño.

Me sumo a tu petición de solicitar que se prohiba hacer cine a Eddie Murphy (o, en su caso, que se sustituya la pena por una condena a rehabilitación) petición que, en nuestra calidad de fiscales del gusto, haremos extensiva a Jim Carrey, si te parece, salvo en "Olvídate de mí" y "I love you Phillip Morris" -quizá también El Show de Truman se salve de la quema-.

Abrazos,