Seguramente han oído la frase célebre ésa de que "cuidado con lo que deseas porque se te puede hacer realidad". Yo también la he oído y hasta el cansancio, pero algo de verdad encierra. Hay cosas que parecen buenas así nada más de oírse, pero que al fin de cuentas no resultan muy agradables. Aquí van algunos ejemplos de cosas que a mí no me gustarían:
1. Que el estado del tiempo fuera predecible (aplican excepciones para huracanes). Son esas cosas de romántico empedernido, pero tiene su gracia que esos detallitos climáticos que están absolutamente fuera de tu control tengan un efecto tan importante en tu vida.
2. Que la gente dejara de morirse. Ya Saramago lo explicó perfecto en Las intermitencias de la muerte. Sería fatal... sobre todo para el negocio de las funerarias.
3. Vivir en un paradisíaco destino turístico. Los precios son más altos, la gente que te rodea siempre está de paso, la felicidad es provisional y cualquier intento de perpetuar indefinidamente el gozo resulta en aburrimiento.
4. Que todos habláramos esperanto y olvidáramos nuestros mutuamente ininteligibles idiomas. No necesita mucha explicación pero esa medida es como si te obligaran a comer caldo de pollo desgrasado para el resto de tu vida.
5. Que no hubiera gente fea. Ah no, eso sí que no me gustaría nadita, porque la belleza humana se haría absolutamente irrelevante y no está este mundo para andar perdiendo nociones abstractas, con las pocas que aún nos quedan.
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1 comentario:
muuuy cierto lo de los feos... sin ellos, como le hariamos pa' hacernos notar? nomas nos quedaria nuestra extraordinaria inteligencia, capacidad sobrenatural para las artes y oficios y claro, innata y desbordante modestia (jajajajaja)
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