Las vacaciones se presentan como oportunidades ideales para redescubrirnos. Claro que podemos darle usos más frívolos y hedonistas, pero lo cierto es que uno es resultado de sus circunstancias y que nunca es lo mismo un escritorio circunstancial a una playa o a una ciudad hermosa circunstanciales. Entonces, la hipótesis que avanzo en esta entrada es que durante las vacaciones uno es otra persona, distinta a la de la cotidianidad que, a base de ser rigurosa, estrecha nuestras posibilidades de comunicación y reduce el horizonte de nuestras ideas. Dicho de manera más silvestre: nos creemos el rol autoimpuesto y actuamos en consecuencia, aumentando la lista de lo que pudo ser y que nunca fue.
Tal vez por esta razón, el ocio ya había sido concebido casi como una obligación moral del hombre. Thomas More en su más célebre libro, Utopia, imaginó un mundo ideal en el que las personas no dedicaban más de seis horas a su trabajo, porque la realización del humano es el conjunto de muchas cosas, siendo el trabajo sólo una de ellas. Sin embargo, tengo la impresión de que en épocas más recientes y materialistas, el ocio es solo el remanente de la prioridad principal, que es construir una imagen de éxito que implica (absorbe) mucho tiempo. Así que queda uno en medio de dos conceptos muy atractivos, en los que hay que ir distinguiendo lo importante de lo no tanto, por más trabajos que cueste.
Las vacaciones son en nuestro sistema de vida una oportunidad de oro para descubrir a esa otra persona que está latente y que únicamente puede emerger cuando no hay un reloj doblando incesantemente sus agujas como señales irrenunciables de que hay otra cosa por hacer. Pero, claro, como recurso escasísimo que son, fácilmente podemos convertirlas en otro maratón de nuestra vida: córrele a tomarle fotos a la Torre Eiffel, se nos va el batomouche, ya va a cerrar el Louvre, apúrate a tomarle fotos a la maldita Mona Lisa porque ya se está llenando esto de japoneses y luego será imposible, ¡el Lido, el Lido! Se nos van a agotar los boletos...
Tengo la firme intención de disfrutar mucho mis próximas vacaciones, de creerme absolutamente que me las merezco y no dejar descuidada ni la actitud contemplativa. Hay varios destinos ya confirmados que sin duda aparecerán en su momento en este blog que es mi muro de las dichas y las desdichas. Habrá playas y montañas, ciudades modernas y muy antiguas, amigos y familia. Pero sobre todo, habrá mucho de mí para mí mismo y yo - por egocéntrico - traigo muchas ganas de eso. Ya desde ahora estoy disfrutando el escape mental de pensar en esos días, en inventarme las "memorias" de cosas que no han pasado y descubrirme sonriendo sin motivo aparente, sólo por Ser, sólo por Estar... ¡cómo si fuera poca cosa!
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1 comentario:
Hola Rafa,
Me encanta leer tu blog, te leo desde hace tiempo y me alegra conocer tus historias y reflexiones.
Te felicito por tu nuevo trabajo, sé que andas de vacaciones pero quisiera pedirte consejo sobre cómo hacer un curriculum, quisiera aplicar a un cargo público pero no tengo experiencia en curriculums y me doy cuenta que tu eres brillante. Te agradeceré muchísimo tu ayuda. Te mando un beso y seguimos en contacto.
Claudia ;)
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