Entre mis personajes de historieta favoritos se encuentran en un lugar muy especial los X-Men. Los hombres X, los incatalogables, los mutantes, los diferentes. En particular, me han gustado las películas que han hecho sobre estos personajes, con excelentes efectos visuales, muy buenas historias qué contar e, inclusive, temas de reflexión que van más allá del disfrute de una película ligera mientras comes palomitas de maíz (o, bueno, si nada más te quieres quedar con eso, también te lo permiten).
Los X-Men son, como algunos sabrán, mutantes (con mutaciones muy estéticas y bien logradas, hay que decir, pero ya habíamos podido ver otras mutaciones menos agraciadas en el Jorobado de Notre Dame). Y, de acuerdo a mi interpretación, el punto central de las historias es la reacción que genera en la sociedad todo aquello que es diferente. La amenaza que representa contemplar lo que se sale de lo socialmente aceptado como normal. Y la manera en la que pueden convivir armoniosamente grupos de humanos con características diferentes. No es necesariamente una analogía de todas las minorías - porque son seres más poderosos que el promedio - sino la asimilación en el agregado de nuestra sociedad de diferentes maneras de evolucionar que tienen que seguir coexistiendo. Todo esto, no hace falta aclarar, con fines de entretenimiento y entre maravillosas secuencias de acción y escenas de fantasía.
El rechazo que siente la humanidad contra los mutantes genera, a su vez, diferentes reacciones entre éstos. Mientras uno trata de cortar sus alas de ángel para que su papá no se avergüence de él, otros tratan de formar ejércitos de resistencia o con fines de dominación mundial, usando armas tan sui generis como la telequinesis (mover objetos con la mente), o escamas en la piel que te permiten tomar la forma de cualquier persona (con el provecho que se le podría sacar a este poder), hasta tener fuerza descomunal y garras de un metal extraterrestre en un cuerpo que sana casi de inmediato de cualquier herida (ideal para hipoconodriacos). Pero la respuesta de casi todos está motivada justamente por el rechazo que sintieron al ser considerados fenómenos de la naturaleza (y no con la mejor de las intenciones).
Este punto de los X-Men me parece muy valioso: aunque las condiciones en las que vivimos determinan una parte de nuestro comportamiento, siempre hay un espacio en el que cada persona decide actuar de una u otra manera ante esos estímulos sociales. Aunque es mayor la posibilidad de que un delincuente haya salido de familias desintegradas, con violencia doméstica, en barrios marginales de la ciudad, de esos mismos lugares sale gente honesta, trabajadora, dedicada a su familia y, en algunos casos, se convierten en los mejores exponentes de su tipo, superando a competidores que vivieron bajo condiciones sociales mucho menos adversas.
Siempre queda, entonces, ese espacio sagrado en el que cada quien es forjador de su destino. Ni el sistema social, ni el llamado "destino", ni ninguna fuerza sobrenatural manejan nuestro comportamiento, porque al final la Persona conserva un margen de decisión. Debe de ser que he visto muchas películas, pero me encanta la idea de que el lado oscuro de la fuerza no es la única opción que tenemos los súperheroes (¡Uy, me perdí! Jeje).
Wolverine no me gustó tanto como las películas anteriores; me parece, de hecho, que debe de ser otro equipo de producción porque no hay continuidad ni homogeneidad con el estilo de los filmes previos. Los efectos visuales tienen también mucho menor calidad y la historia es bastante deficiente. Así que ayer por la noche que fui a verla, me tuve que dedicar sólo a comer las palomitas y la soda, dejando para hoy la reflexión de porqué las otras películas me dejaban emocionado. El resultado es esta entrada al blog, que bien podría hacer pensar erróneamente a algunos que llevaba encima sustancias psicotrópicas para poder volar a esas alturas, en vez de quedarme cómodamente sentado en el sillón del cine, comiendo palomitas, como hago normalmente.
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2 comentarios:
Hola Rafa!
Estoy completamente de acuerdo contigo. Mi hermano y yo decíamos siempre que "si la vida te da flores, flores; y si la vida te da estiercol, es para plantar las flores". O sea, que cada uno somos responsables de lo que hacemos con los mimbres que la vida nos da y las circunstancias por las que atravesamos.
Un abrazo fuerte,
Paco
Hey there. How are you doing? It’s good to know about you after a while. I see that you have been out around the world, that’s good buddy, so have I. I came across your site searching for anything relating my “almost” hometown, will give you a clue but sorry that I can’t reveal myself, because there is so much fire going on in my town, and I am trying to fix part of it from here, town to the east starts with b ends with I.
Wish you the best Rafa and keep writing the good stuff, political themes are interesting.
See ya
G
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