Es curioso cómo uno puede hacerse visitante de la propia ciudad en la que vive. Somos tan afectos a las rutinas que aunque no vivamos en un lugar muy grande pueden pasar años sin acudir a un lugar que nos gusta, pero cuya visita posponemos por la extraña razón de que siempre ahí, cerquita pero distante.
Antier, el domingo, fui con unos amigos a una exposición internacional que estaba instalada sobre el Paseo de la Reforma. Esta calle, que es la más emblemática de la ciudad de México, me hizo recordar cuánto me gusta caminar e inspiró esta lista, sobre algunas calles de la ciudad de México. Esta lista pretende homenajear los senderos que tienen un toque especial y que hacen que queramos recorrerlos una y otra vez, por una razón o por la otra. Más o menos están en el orden de cuánto me gustan, pero en realidad se equivocan los economistas neoclásicos cuando asumen que podemos ordenar de manera exhaustiva nuestras preferencias (hacer caso omiso a este comentario, es de una ñoñez extrema...). Aquí va, pues, la lista:
1. Calle Francisco Sosa. Ubicada en el centro de Coyoacán, esta calle empedrada y angosta, rodeada de árboles inmensos que, en ambos lados del sendero, rompen las banquetas con sus imponentes raices, uniendo sus ramas en el cielo, formando un hermoso techo para un pueblo antiguo que más temprano que tarde terminó siendo absorbido por la gran Ciudad de México. Sobre Farncisco Sosa se pueden encontrar muchas construcciones coloniales, entre ellas, una pequeña capilla junto a un canal, una placita con iglesia incluida y un convento en el que los franciscanos plantaron los primeros árboles de naranja en el continente americano. Lo que más me gusta de esta calle es la serenidad pueblerina que se refleja en sus anchas bardas, sobre las que se asoman jardines de antaño, o los barrotes de las alargadas ventanas. Conduce de Avenida Universidad hasta la placita de Coyoacán (la de los coyotes), frente a la cual venden unos bagels de paté de aceituna negra, que son mi perdición.
2. El Paseo de la Reforma. En particular el área de monumentos ubicada entre las colonias Juárez y Cuauhtémoc, barrios en los que vivían las familias bien de la dictadura porfirista. Es una calle con amplios andadores a cada lado del camellón central, los cuales tienen muy cuidados jardines que se adornan con las flores de la temporada. Este Paseo tiene los monumentos más simbólicos de la ciudad, como el Ángel de la Independencia, la Diana Cazadora, el Cuauhtémoc y el monumento a la Palma (supongo que es monumento) frente a la Bolsa de Valores. Me gusta mucho de esta calle que refleja la historia de la ciudad y sus intentos de grandeur, desde que fue concebida por el emperador Maximiliano, emulando Champs Elysées de París, para conectar el Castillo de Chapultepec con el Palacio Nacional, en el Zócalo. Tiene un aire cosmopolita por los altos edificios y los turistas extranjeros que siempre la recorren. Ha sido ampliada en varias ocasiones, por lo que ahora conecta el área de Santa Fe (poniente) con la Basílica de Gudalupe (norte).
3. Calle Ámsterdam. En el barrio de La Condesa, es una calle completamente circular que fue originalmente la pista de un hipódromo, propiedad de una condesa, jeje. Tiene un andador central completamente rodeado de árboles, en los cuales los residentes de esta colonia pasean a sus perros de razas exóticas. Se trata de la calle más emblemática del barrio más trendy de la ciudad, por lo que está lleno de cafés y restaurantes con terrazas, así como boutiques de diseño, y está llena de bellas construcciones estilo Art Decó. La calle encierra con su circunferencia al Parque México, por lo que le sobra vegetación (y perros de razas exóticas). Me gusta mucho el ambiente contemporáneo y dinámico a la vez que relajado, de esta calle que no conduce a ningún lado por su forma curiosametne circular, en la que siempre es agradable irse a echar un cafecito o una copa.
4. Calle Presidente Masaryk. En la colonia Polanco es la tradicional calle para hacer windows shopping, porque ahí se concentra la mayor cantidad de tiendas de diseñador y joyerías de precios prohibitivos de la ciudad. Tiene también un camellón central arbolado y está rodeada a ambos lados por las boutiques más prestigiosas del mundo y elegantes restaurantes. Es muy agradable ir a ver lo que no puedes comprar, o meterte a Zara a quitarte esa mala impresión. Siendo el área más chic de la ciudad, me gusta por ser el símbolo vibrante del lado más bonito del capitalismo y la injusta distribución de la riqueza de nuestro país.
5. Calle Álvaro Obregón. Atravieza la Colonia Roma, con un amplio andador central adornado con fuentes y estatuas de estilo renacentista. La calle está rodeada de casonas de la época posrevolucionario (primera mitad del siglo XX) y su nombre lo obtuvo por encontrarse ahí la casa de este prócer de la Revolución Mexicana. Cuenta con varios restaurantes y bares a sus costados, destacando la Casa Lamm que es un centro cultural y galería, que es un espacio infaltable para cualquier esnob intelectual. Es muy agradable también perderse en las calles subyacentes para contemplar las hermosas casonas que las pueblan.
6. Avenida 5 de mayo. En pleno Centro Histórico esta calle conecta el hermoso parque de la Alameda Central y el Palacio de Bellas Artes con la Catedral Metropolitana que preside el Zócalo capitalino. Los hermosos edificios coloniales y del siglo XIX que abundan sobre esta calle, son una excelente muestra de la parte más antigua de la ciudad y a partir de la cual se concibió su expansión. Me gusta mucho por contemplar el folklor mexicano y recorrer las calles peatonales que la atraviezan, escuchando a los organilleros tocar las canciones más tradicionales de la música mexicana, acercándome a muchos de los museos más importantes del país.
7. Calle Virreyes. En las Lomas de Chapultepec esta calle es muy bonita por las enormes mansiones que se pueden contemplar (o imaginar detrás de sus imponentes bardas), que reflejan estilos arquitectónicos de muy distintas épocas, pero que sobresalen las casonas estilo California (Spanish Colonial es el término en inglés) muy representativas de Beverly Hills.
8. Plaza de San Jacinto. En el barrio de San Ángel, al sur de la ciudad, que también era un pueblito que fue absorbido posteriormente por la ciudad. El tranquilo ambiente de sus calles empedradas, con construcciones coloniales alternadas con casonas de estilo mexicano contemporáneo, son un deleite para todos los sentidos. Me gusta porque si las recorres, especialmente en la noche, pareciera transportarte en el tiempo a alguna noche fresca del período colonial en el que se podría escuchar a un dolido enamorado una serenata para alguna señorita Epinoza de los Monteros, comprometida en matrimonio con un hombre rico y feo, al que ella detesta. Bueno, eso o el bazar de artesanías y pintura de los sábados que es menos intenso que la serenata del dolido enamorado.
9. Avenida de los Insurgentes, a la altura del área del Pedregal, donde se pueden ver construcción icónicas de la ciudad, como la Biblioteca Central, la Rectoría de la UNAM y el Estadio Olímpico, estado de Los Pumas, con los bajorrelieves de Diego Rivera. Insurgentes es una de las avenidas más largas del mundo y atravieza a la ciudad de México de sur a norte, conectando las salidas a Cuernavaca y a Pachuca, resepectivamente. Cruza la Ciudad Universitaria, por lo que está rodeada de bosques sembrados de facultades, laboratorios y centros culturales y deportivos. Me gusta porque se siente una atmósfera muy pura y porque atravieza un recinto que fue decarado recientemente Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
10. Avenida Miraflores. En la colonia del Valle. Esta calle de cortísima duración es bellísima por las casas de los años cuarenta y cincuenta de una colonia tradicional de clase media alta de la ciudad. Me gusta porque es parte del camino para ir a mi casa y en un pequeño rato en el que me puedo solazar del tráfico infernal y distraer mi mirada en paredes que no pueden contar las innumerables historias familiares de las que les habrá tocado ser testigos, para fortuna del concepto tradicional de familia mexicana, de las que se ven en las fotos, sonrientes todos frente a elaboradas portales labrados en cantera, independientemente de lo que tuviera que ocultarse bajo la sonrisa perfecta y una irrenunciable apariencia de familia decente.
Pensando y contemplando esas cosas me entretengo en esta ciudad de calles hermosas.
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7 comentarios:
Y eso mi amigo no tiene nombre... hacer turismo caminando es mejor en su tierra o en la nuestra. Cada ciudad tiene sus calles y caminitos tan unicos.
En horabuena por poder describirlos de esa manera tan apatitosa que ya me puse los tenis para caminar más de una...
Señorito Rafael me encanta leerlo no dejes de hacerlo.
La tapatia ñoña jeje.
Perdon por esos garrafales errores de dedo pero este teclado se desconchinflo. =S
Claudiiaaa Saladoo....
rafaaa!! conozco casi todas las calles a excepcion de 2 o 3 creeooo.. me encantaa visitar México, creo que es una experiencia inolvidable y narrado tan bonito asi como tu lo describes me gusta aun más... q padreee me muero por volver a ir!!!... saludos hermanastriitoo... espero q vengas a la graduacion!!.. 26 / 27 de juniooo !!... ciiaoO =*
Soy el anónimo de siempre de toda la vida...
back to basics.. amo tus textos pero... te hallé 2 typos eeeeee jaja qué paso ahí?
Un abrazo
Anónimo...
Ooots, si le buscas creo que más de dos "typos" podrás encontrar. Una disculpa por no echarle ganitas a la edición del texto, jeje, pero es que la tipografía con la que se escribe (que es diferente a la que pueden leer) es todo un reto para mi vista y se me van muchos errores. A ver cuándo dejas de ser anónimo y me dices tu nombre, que yo hasta con apellidos lo tengo publicado, jeje.
Rafa Barceló Durazo...
Cómo que hasta con apellidos? :( jajaja
no te apures es broma todo lo de los typos!
Saludossss
OK ya entendí... si ya sabes quien soy no?
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