No sé qué me propongo yo al intentar escribir sobre las tradiciones. Si no tengo nada de asceta ni de purista de la cultura. Es sólo que por vivir en sociedad se la pasa uno pensando no lo que quisiera sino en el tema que inunda la conciencia colectiva. Y hoy le toca a Halloween y a la fiesta del día de muertos... ya pasó afortunadamente mi cumpleaños (que tanto mortificó a la opinión pública!!!), también el mes patrio y en unas semanas la navidad será todo en lo que podamos pensar (con breves lapsos guadalupanos, alrededor de la Basílica).
Comercialmente, los mercachifles se dieron a la tarea de rescatar ambas "tradiciones", una importada y la otra prehispánica (y cristiana). Entonces, puede uno solazarse en las tiendas departamentales, comederos de franquicia y boutiques, con una nueva propuesta estética medio mal lograda entre los folklóricos colores que adornaban anteriormente los altares de muerto, con el negro-naranja jalogüinesco, panes de muerto aderezados con telarañas (artificiales, quiero pensar), o unas tumbas multicolor adornadas con sonrientes calabazas desdentadas en vez de flores de Cempasúchitl (o como quiera el dios Huitzilopotztli que se escriba Cempasúchitl). Pero, por sobre todas las cosas, resolvieron los comerciantes (tan acomedidos ellos) el problema de si celebrar Halloween en demérito de la fiesta de muertos te hace menos mexicano o peor católico. Así, mostrando un admirable sincretismo que todo lo arregla, decidieron fabricar calabacitas de azúcar, lo leyó usted bien, no calaveritas de azúcar como disponía la estricta tradición azteca (o maya, olmeca, purépecha, qué sé yo), de cuya morbidez no me interesa ocuparme, sino que recurrieron a la diabética escultura de la sonriente calabaza desdentada (más acorde con la frugalidad de nuestros tiempos). Ahora, omnipresentes en cualquier lugar que acepte tarjetas de débito o crédito, están las calabacitas de azucar (con ciertas reminiscencias a las calaveritas, como los dibujos florales de colores afeminados en tonalidades pastel y azul cielo).
A mí me pareció muy buena manera de solucionar la aburrida discusión anual de si los niños mexicanos se están contaminando con las oscuras tradiciones de esos países nórdicos y celtas que tanto mal hacen a la infancia, en vez de celebrar las gloriosas tradiciones de nuestro país. Comer calabacitas de azúcar en vez de calaveritas no le hace mal a nadie (excepto a las madres de los hiperactivos chamacos en plan de ataque intergaláctico por el exceso de carbohidratos).
Y es que la mano invisible (expresión de Adam Smith para referirse al mecanismo del mercado que todo lo arregla pero que, ahora que lo pienso, combina muy bien con estas fechas de ultratumba) da para todo: fue capaz de proponer una solución para este dolor de cabeza cultural de tantas abuelas mexicanas (todas con cara y peinado de Sara García, tan bien fotografíada por el espumoso chocolate Abuelita) desde la década de los ochenta. Ahora pueden ir sus encantadores nietecitos felices de la vida solicitando calabacitas de azúcar en vez de entonar la original canción que sin sutileza alguna expresaba: "queremos dulces de Halloween para las fiestas de Halloween". Así honran al mismísimo Moctezuma y a La Malinche por igual y nos evitan la sempiterna discusión de qué fiesta se debe celebrar, que se ha estado prolongando más que la de si fue primero el huevo o la gallina.
Y pues, como las del Rey Salomón, la decisión fue impecable, pues celébrense las dos con la misma intensidad y, para festejarlas al mismo tiempo, colóquense sonrientes calabazas desdentadas sobre las tumbas de sus muertos y ya no haga calaveritas de azucar (porque, además, qué asco!!! comerte una calavera para recordar a tu bizcabuela, la pobre!!! qué poco tacto!!!) sino hermosas y sonrientes calabazas desdentadas de azúcar, que a nadie molestarían y que se ven tan lindas ellas, tan blancas y con flores putanescas...
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10 comentarios:
Hermano!... como estás?! tengo muchas ganas d hablar contigo, marcame en la noche al cel de la paty porfassss =************
lil sis
A mí es que me encanta cualquier pretexto para celebrar algo, y como soy patriótico pues todo lo demás me da igual.
¡Un abrazo y feliz Halloween, con calabacitas o calaveritas!
Quería decir que NO soy patriótico.
Muy buen post!!
Este post y una llamada que me acaban de hacer me han convencido de poner una ofrenda. Distinta, pero ofrenda al fin... la compartiré luego.
Oye Rafa ¿y qué te pasó en el taxi?
Vi un reportaje de cómo celebrabáis esta noche en México. Salían imágenes de las calaveras de azúcar, de cómo adornabáis los cementerios y en algunos pasaba la gente allí la noche, cantando, comiendo tranquilamente. Hablaban de los ritos religiosos y paganos. Muy interesante.
Por aquí todo era hasta hace poco muy triste, pero muy auténtico. Era la noche de "los SAntos Difuntos" y era una noche de pena y dolor por los muertos y de recogimiento.
Pero...¡¡¡también ha llegado Halloween!!! Mis vecinos pequeños han ido llamado a casa bien disfrazados "de miedo", y entre unos y otros se han llevado casi 3 kg de golosinas. Como son niños me hace gracia, pero es todo una "americanada".
Lo peor es que lo pusieron en marcha en los colegios los profesores de inglés, por dar a conocer las costumbres de allá y por despertar cierto interés por el idioma, y total que hoy lo que más he oído ha sido, en una perfecta "españolización": ¡¡qué es JALOVÉN!!
Un beso
Cabe anotar que no en todo México se celebra la fiesta de los muertos con el mismo folklore. De hecho, en Sonora, la única celebración que yo recuerdo es que había misa por los muertos y era común que se celebrara en el cementerio, pero excepto algún arreglo floral las tumbas no recibían ni ofrendas gastronómicas, ni se usan las calaveritas de azúcar, ni el pan de muerto (que vine a probarlo hasta que me mudé a la ciudad de Mëxico). Allá el único matiz que adoptaba la polémica celebración de Halloween, era el estarse "agringando" (que no "americanizando" porque americanos somos todos desde Alaska hasta la Patagonia) y las implicaciones "satánicas" (uyyy) de Halloween. Es decir, al menos no parece importar el problema de renunciar a las tradiciones del día de muertos (¿cuáles?) por favorecer el "jalovén" (que tanto bien le ha hecho al aprendizaje de la lengua inglesa, jaja).
Cuando escribí lo de "americanada", lo pensé, Rafael. A mí también me disgusta el término, pero es que aquí lo de "agringado" no lo ha dicho nunca nadie. Además se utiliza en un tono peyorativo, y es un tono que los mexicanos, bolivianos, argentinos, etc...no os merecéis, así que no me parece mal que no se aplique a toda América.
De hecho, aquí antes se decía "los americanos" en referencia a los estadounidenses pero no de cualquier lugar, no...eran sólo los que venían aquí a las Bases (las Bases militares, se entiende).
En fin...curiosidades de utilizar mal el lenguaje.
Un beso, Rafael.
Rafa: Feliz cumpleaños con retraso. Espero que pasaras un día muy bueno. Perdona que no te felicitara en su día pero vivi con adelanto mi Halloween y ese día me estaban haciendo un corte de 20 centimetros en una sala de operaciones pero ya esoy curándome.
Un abrazo
lo de la mano invisible ¿que no es de David Ricardo?
Anónimo,
No, la expresión "la mano invisible" es de Adam Smith. Pero poco importa, ambos eran defensores teóricos del libre mercado ¡oh no, qué horror! Y, por tanto, unos cerdos capitalistas, jeje.
Dalia,
Gracias por la felicitación y mi más sentido pésame por lo de tu operación, espero que pronto estés "más mejor".
Cristina,
Excelente aclaración, muy ilustrativa. Yo es que me creo defensor de causas perdidas y me puse a abogar por la corrección de un término que hace rato perdió su idea original y (sinceramente) no creo que la recupere nunca. Ni modo, los gringos nos robaron poder ser americanos y un maldito grupo de pop mexicano me robó mis iniciales, ¡oh no, qué horror!
Cuquita,
Ojalá pongas una foto de tu ofrenda en el blog y espero ver en ella a la sincrética calabaza de azúcar, jeje.
George,
Estoy contigo, las razones para celebrar no las critiquemos demasiado, fiesta es fiesta, venga de donde venga.
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