miércoles, marzo 15, 2006
Mala programación
Son las doce y media de la noche (¿madrugada?) y qué tengo yo qué hacer, ñoño consagrado a las labores académicas de la maestría, agregando un artículo a mi post, que trata sobre la incorrecta agenda que guía mis días últimamente. Mañana (hoy) tengo que levantarme diez para las seis para ir al gimnasio antes de mi clase de Finanzas Públicas, seguro de que ajustarme a la alienante tendencia del culto al cuerpo es lo correcto, en un mundo en que la distinción entre el bien y el mal tiene cada vez más que ver con el conteo de calorías. Yo me pierdo seguido interpretando los nuevos imperativos categóricos de los nutriólogos cuando, como hoy, me atasco con platillos exóticos y grasosos de un restaurante/fonda versión mexicana de comida japonesa. El caso es que irremediablemente mañana madrugaré desvelado a causa de la larga siesta que devoró mi tarde dejándome ese desagradable sabor a tiempo desperdiciado y que ahora me tiene navegando en Internet y escribiendo nimiedades en el último intento desesperado por concebir el sueño (maldito conteo de borregos!!! ¿Quién dijo que sí servía?!!!). Lo que me preocupa es que la mala programación de mis horas de sueño, desvelo y puesta en marcha está echando a perder paso a paso la vida metódica y ordenada que quisiera poder llevar y que tanto añoro aunque nunca la haya tenido.
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