La pregunta que titula esta entrada es tal vez la que más escucho en los últimos días. Incluso más que la de si en verdad estoy bronceado. Quiero pensar que esta pregunta (si estoy listo, no si estoy bronceado) se refiere a que en una semana a partir de hoy me mudo a Costa Rica. Cuando la respondo no me pongo tan complicado como pienso ponerme ahora, pero la respuesta es que no sé.
No sé si estoy listo porque tampoco sé muy bien para qué debo estar listo. Una cosa es estar listo para irse y otra para llegar a un lugar nuevo, sin amigos, sin familia, sin un perrito que te ladre (lo cual agradezco porque no me gusta mucho que me ladren los perritos). Porque un tema es tener tus cosas listas y otro, muy diferente, es estar tú (o sea, yo) listo. Y, además, en español, a diferencia de en francés o en inglés, una cosa es estar listo y otra, más diferente, es ser listo.
Yo más que listo estoy alistándome. Abrumado por nimiedades y trámites que aunque pequeños a fuerza de ser tantos me llenan la cabeza. Que no me han dejado pensar a profundidad que a mí lo que me define es la nostalgia y que estoy a punto de nostalgiar con muchas ganas. Que se me van los días declarando impuestos y patrimonio (por así llamarlo), visitando bancos y calentando bancas en salas de espera. Y que no me alcanzan los días para ver a todos los amigos que dejo (en un sentido únicamente geográfico) ni para ordenar mis libros o tirar toda la basura que guardo y que haría que mi mudanza fuera el doble de grande y la mitad de eficiente.
Lo que más estoy disfrutando de este período que llamaré la época-del-ya-estás-listo es la avalancha de emociones que tienen que convivir simultáneamente en el pequeño espacio de mi corazón (porque todos sabemos que ahí es donde uno las guarda y que es un espacio pequeño). Hasta ahora lo han hecho muy bien, la neurosis ya se hizo amiga de la ilusión, a pesar de que antes no se llevaban, la impaciencia no se separa de la alegría, ni el nerviosismo del entusiasmo. Y en medio de todas esas emociones yo, el sujeto, sujetándome a ellas y tratando de que no me vuelvan más loco, porque la locura ya la elogió muy bien Erasmo, pero todavía hay quienes no se convencen de sus infinitas bondades, lo que te obliga a guardar cierta apariencia de cordura.
Y ahora me voy porque tengo que sacarle copias a mi credencial del Club de Mickey que me pidieron para un trámite. Y me la pidieron por triplicado.
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2 comentarios:
Cuñadooo y Hermano!!!! que revoltura de emociones has de estar sintiendo, pero estamos seguros que las estas disfrutando, recuerda que acá habemos muchas personas que te quieren y que están seguras te irá super bien, por la inmensa capacidad que tienes y que has demostrado... estamos muy orgullosos de ti... Suerte y ëxito... Raquel & Cristóbal =**
Rafita, no te olvides tus amiguitos de Córdoba, qu aunque ya de por sí estamos lejos, ahora ees como que sentimos qu te vas más lejos. Qué emoción! Si estuviera allá segurito ya estaría ayudándote a empacar y esas cosas de Hermana (frustada por no haber tenido hermanito varón) que me gusta hacer.
Sabés que desde acá te acompañamos con nuestro amor, pensamos siempre en vos.
Abrazo!
Ceci, Guille, Eliseo.
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