Apenas va clareando la mañana. Empieza a oler a hierba mojada, huele a mucho frío. Sobre los bordos de la tierra volteada de las milpas se divisa la blanca escarcha que a los primeros rayos de sol se convertirá en finas gotas de agua un momento después de destellar su último brillo. Mi nariz empieza a escurrir un líquido muy parecido a lágrimas provocado por el viento helado. Me refugio en mi bufanda y el vapor de mi respiración sube a mis lentes y los empaña. Hay que acelerar el paso para no llegar a la puerta de la escuela después de las siete. Escucho en la distancia los ruidos indistintos de los compañeros jugando voleibol en las canchas. Pienso en apurarme un poco para poder jugar un rato antes de que suene el timbre, pero me desalienta acordarme lo mucho que duelen los antebrazos cuando golpeas la pelota a esas gélidas temperaturas y lo mucho que estorba el suéter para controlar bien el golpe. Mejor vuelvo a mi ritmo normal y pateo una piedra, sólo para darme cuenta que traía sucios los zapatos. Me acomodo la mochila para agacharme a tratar de limpiar el zoquete - el lodo - y no lo logro muy bien, pero aprovecho para amarrarme mejor las agujetas. Me alcanza la Flor en el camino y empezamos a caminar juntos. Ya están la Helda y la Santa platicando en una banqueta, enfrente del salón de clases. Ellas ya calentaron su pedacito. Yo prefiero quedarme parado, con los brazos cruzados muy apretados sobre el pecho tratando de darme calor.
- ¿Qué hicieron ayer, chamacas?
- Nada, dice la Santa, vi Beverly Hills 90210. Es que está bien guapo el Brandon.
- Yo soñé algo súper chistoso, agrega Helda, que siempre tenía sueños geniales que yo creo que inventaba porque eran demasiado buenos.
- ¿Salíamos nosotros? Pregunta Flor.
- Sí, hagan de cuenta que íbamos los cuatro caminando por el callejón del Molino y, de repente, nos alcanza corriendo el maestro Martín con unos pants de colores, súper feos...
En eso suena el timbre y hay que irnos corriendo a la formación porque toca lunes cívico y hay que saludar a la bandera, cantar el himno y escuchar algún discurso moralizante del maestro Juan.
- Luego nos cuentas qué pasó.
- Ok, ahorita en la clase de Química.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
3 comentarios:
me encanta la nostalgia aderezada de humor con la que cuentas tu linda maniana de nariz llorona. Luego nos cuentas el suenio de tu amiga! es material para otro post ;)
Hey, Olga, pues podría contar varios de sus sueños, es que eran muy creativos, haz cuenta un libro de aventuras, jeje.
Un abrazote.
jajajjaa me encantó!! ya quiero que sea hr de la clase de química :)
lil' sis
Publicar un comentario