A veces juego a hacer cosas de adulto. Pero cada vez juego más seguido. Y a veces da emoción, pero otras, nomás da "meyo", como que reclaman más seriedad de lo que hacía cuando el acné poblaba soberanamente mi rostro.
La novela "La víspera del hombre", de René Marqués, tiene un epígrafe que se me parece a tu reflexión: "¡Cuánto duele crecer! ¡Cuán hondo es el dolor de alzarse en puntillas y observar, con temblores de angustia, esa cosa tremenda que es la vida del hombre!". Ánimo, Rafa!
Pues, con todos mis respetos a George, como niño la vida dista de no tener preocupaciones o al menos la mía si la tenía dado que todo lo que hacía estaba aparentemente mal, me debía a la voluntad de los adultos y no se me permitía tener opinión propia por infantil que fuese y no se sentía identificada con muchas de mis coetaneas en el colegio. Yo casi vivo más feliz ahora y sigo sin tener ni idea de qué hacer con mi vida Un abrazo.
5 comentarios:
La novela "La víspera del hombre", de René Marqués, tiene un epígrafe que se me parece a tu reflexión:
"¡Cuánto duele crecer! ¡Cuán hondo es el dolor de alzarse en puntillas y observar, con temblores de angustia, esa cosa tremenda que es la vida del hombre!".
Ánimo, Rafa!
"A veces hago cosas de adulto", ¡qué bueno!
Qué placidez la de ser un niño cuidado, feliz y sin preocupaciones!
Pues, con todos mis respetos a George, como niño la vida dista de no tener preocupaciones o al menos la mía si la tenía dado que todo lo que hacía estaba aparentemente mal, me debía a la voluntad de los adultos y no se me permitía tener opinión propia por infantil que fuese y no se sentía identificada con muchas de mis coetaneas en el colegio. Yo casi vivo más feliz ahora y sigo sin tener ni idea de qué hacer con mi vida
Un abrazo.
Estoy de acuerdo contigo Dalia. No todos tenemos la suerte de ser queridos y cuidados. Pero al mal tiempo buena cara.
Sí que da "meyo", sí, ser mayor. Mucho "meyo".
Tendremos que no dejar de ser nunca un poco niños. Para ser más valientes, digo.
Besos, Rafael.
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