Hoy es 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe así que en unos minutos me arranco a la Catedral de Saint Patrick en la Quinta Avenida, donde la Patrona de México tiene su altar (es como su representación diplomática en New York desde donde brinda protección a todos los que, como yo, migramos por voluntad o por fuerza a estas tierras tan frías del norte). Hace un par de años hubo como cinco mil mexicanos en la misa de este día, veremos ahora cuántos nos juntamos.
Me urge la intercesión de la Virgen para redactar en tres días todas las páginas que me restan, en los tres trabajos finales que atormentan a mi atribulada alma. Ayer me fui a la ópera y ya les contaré más adelante lo maravilloso que estuvo, por ahora sólo les comento que duró cinco horas (aplausos e intermedios incluidos), que en épocas de finales son como una eternidad elevada a la potencia, pero sigo tan contento que la colitis no ha hecho su ritual aparición y creo que eso ya vale mis afortunadas distracciones de la esclavitud académica.
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