Hoy me comí un dulce de limón con relleno de chocolate. Me supo a Navidad cuando era niño. A entusiasmo desbordante por comerme todos los dulces que había a disposición en esas fechas, contrastando con la austeridad de golosinas que distinguían al resto del año. Sabía a tener frío y a andar un poco mocoso. A tener la carita contenta por haber estrenado lo que Santa Clós te hubiera traído. A contestar con tanta alegría la pregunta ¿qué te amaneció? (para referirse al regalo que amanecía el 25 de diciembre abajo del árbol o enseguida del Nacimiento). A esa temporada invernal en que comíamos naranjas del huerto de mi nana, sentados en la banqueta de enfrente de la casa para calentarnos con los rayos del sol.
Sabía bonito, sabía feliz, sabía a túnel del tiempo (¿no que no existía?).
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2 comentarios:
Bendita infancia de verdad, única!
Yo tengo sabores a infancia pero no sé como llamarlos, es algo chistoso, dulces que ya no existen y que puedo recordar el sabor y lo que viví, no es que sean parte de mi vida pero de alguna u otra manera te hacen recordar lo vivido.
Saludos! y si existe!
rafa recuerdas lo cherries de los intercambios en la posada de la escuela ¿que ricos no'
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