A pesar de que mi actividad favorita es viajar no me caracterizo por mi habilidad para hacer maletas. Sin embargo, no puedo seguir evadiendo mi responsabilidad y hace unos dîas empecé ya a deshacerme de las cosas que no necesito o que, aunque necesite, dejaré aquî en Saint-Flour. Desafortunadamente mi maleta no estâ hecha de material elâstico pues estoy empezando a dudar que todo lo que quiero meter en ella vaya a caber. Tampoco me caracterizo por mi habilidad para deshacerme de las cosas. Tengo una especie de complejo freudiano que se manifiesta en la obsesiva e incômoda capacidad de almacenamiento hasta de las cosas mâs inûtiles. A la hora de tener algo en la mano y el bote de basura a un lado siempre estâ la voz interna que opina que probablemente tendré necesidad de dicho objeto, papel, boleto, comprobante, etcétera, aunque las probabilidades reales sean mâs pequeñas que la de que no desaforaran a Lôpez Obrador.
Pues en eso estoy ahora, desgarrândome el corazôn por tirar los tickets con los que llevaba mi contabilidad mensual o los boletos de tren que he utilizado en mis viajes (y en los que he invertido 550 euros, que hubieran sido mâs de 1000 si no fuera por mi maravillosa tarjeta de descuento 12-25), bueno, pero eso es completamente otra historia, cuyos personajes principales somos yo y la tantas veces maldecida SNCF. Pero ya estâ decidido, tengo que tirar todo eso, so pena de quedarme sin ropa para el regreso.
Otro problema que reduce mis ganas de comenzar el proceso de empaque es que la maleta se apestô a guardado, es decir, horrible!!! Ya tiene una semana oreândose, pero los resultados no parecen ser espléndidos. Asî que, mexicanos y mexicanas, si al llegar a Hermosillo huelo a clôset (o a ratas para decirlo mâs claramente) no es porque haya tomado el hâbito, atribuido a los franceses, de bañarme tan a la larga como el orden pûblico lo permita, sino porque mi ropa se impregnô del indeseado aroma del veliz, petaca, valija o como quiera usted, caro lector, llamarle a una simple maleta.
Y trayendo a colaciôn el proverbio popular de: "menos plâtica y mâs acciôn" me retiro del aire para ponerme a trabajar en el embalaje de mis pertenencias, no sin antes publicar la foto que aparece en la parte superior a este "artîculo" para agrandar la nostalgia de dejar este Huâsabas francés en el que vivo. Saludos.
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